Derribar los monumentos coloniales: Una conversación con Aleema Gray y Sethembile Msezane para Contranarrativas.
Por Cindy Sissokho
"La caída de la estatua de Edward Colston no es un ataque a la historia. Es historia ", dice David Olusoga, historiador y locutor. Durante demasiado tiempo las luchas y protestas han caído en una amnesia colectiva y los procesos en los que se omite la historia permanecen selectivamente sin ser abordados por los modelos nacionales y sus instituciones, ya sean sociales, políticas, educativas, culturales o ecológicas.
Todo comenzó en el Caribe, y más precisamente en la ciudad de Schoelcher, en la isla de Martinica. El 22 de mayo de 2020, 172 años después de la abolición de la esclavitud en las colonias francesas, los activistas de Martinica derribaron la estatua de Victor Schoelcher, un político francés que escribió el decreto que abolió la esclavitud en las colonias francesas el 22 de mayo de 1848 y compensó “generosamente” a los colonos beneficiarios del trabajo esclavo, cuyos descendientes, “los Békés”, siguen siendo los explotadores, viejos terratenientes que ostentan el poder político y económico de Guadalupe y Martinica.
En el contexto actual de protestas antirracistas, en todo el Reino Unido, en respuesta al modelo de brutalidad policial, racismo institucional y genocidio de la población negra por parte de la policía en los EE. UU, se ha aprovechado para derribar las estatuas de colonizadores, propietarios y comerciantes de esclavos. Esto se ha sentido como uno de los actos simbólicos más revolucionarios desde el comienzo de la pandemia mundial que ha golpeado al mundo a principios de este año. Estas acciones consideradas como un "acto criminal" por el primer ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson, han resultado ser pequeñas victorias y evidencia de que el poder y los legados coloniales deben ser cuestionados y reclamados. Hay una ola repentina que desmantela la continua negación sistemática de cómo y por quién se construyó el reino. Los activistas antirracistas del grupo Stop Trump Coalition lanzaron una nueva plataforma en línea que incluye un mapa con una lista de estatuas bastante “problemáticas” llamada Topple the Racists4.
Hay un poco de esperanza y como Arundhati Roy narró; “'la pandemia es un portal” en el que la gente debería atravesar con 'poco equipaje' para imaginar nuevo mundo, el futuro. 3 Una declaración alentadora que nos lleva a considerar, por lo que ¿que viene después? ¿Cuál es el futuro que queremos ver emerger de ahora en adelante?
La curadora y productora cultural Cindy Sissokho entrevistó a Aleema Gray, académica y curadora en el Museo de Londres, quien contribuyó a derribar la estatua del dueño de la plantación y comerciante de esclavos Robert Mulligan, ubicado frente al museo, en los Docklands de Londres; También entrevistó al artista contemporánea sudafricana Sethembile Msezane, quien es conocida por la actuación que realizó durante el derrumbe de la estatua de Cecil Rhodes en la Universidad de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, luego de la protesta estudiantil, en 2015.
CS: ¿Puedes describir un poco tu práctica curatorial / artística y tus proyectos de investigación actuales? ¿Cómo la coyuntura actual sobre el derribamiento de estatuas relacionadas con legados coloniales, esclavitud y violencia transversalizan tu práctica artística/política?
AG: Mi práctica busca documentar la historia y la experiencia negra en Gran Bretaña a través de la perspectiva de las experiencias vividas. Está impulsada por la preocupación de formas contingentes más históricas de entender el presente, especialmente en relación con las nociones de pertenencia, memoria y disputa de patrimonio. Como curadora en el Museo de Londres, tengo una responsabilidad particular en el desarrollo de la galería London, Sugar and Slavery, una galería preocupada por el papel fundamental de Londres en la trata transatlántica de esclavos. Creo que el enfoque en la esclavitud siempre se ha representado como "algo del pasado", o solo visto en términos de pérdidas tangibles en la riqueza.
En el trabajo que hago, me preocupa el aspecto humano de estas historias. Me preocupa iluminar el aspecto material, oral y físico de la esclavitud para comprometerme críticamente con su importancia eterna en ciudades como Londres. De esta manera, estoy interesada en centrar las experiencias de aquellos que tradicional e historicamente han sido silenciados por los modos de investigación de historiografía colonial y los salvadores blancos. El derribamiento de estas estatuas es en gran medida un espacio para activar este proceso.
Robert Milligan, uno de los traficantes de esclavos más prolíficos de Londres, su estatuta no me parecía profundamente conflictiva, no solo por el trabajo que hago, sino también porque era un recordatorio constante de una nación que conmemora a los hombres blancos que fueron responsables de matar a mis antepasados. Milligan no solo ayudó a expandir el sistema de capiatalización y deshumanización del tráfico de africanos al Caribe para trabajar en las plantaciones, sino que su familia también heredó una suma inimaginable de dinero una vez que se abolió el comercio en Jamaica.
Como jamaicana, Milligan formó parte de una composición cultural de una ciudad que me vuelve invisible. ¿Cuál es el precio de la memoria? ¿Y cómo podemos reconocer e interactuar críticamente con historias violentas? Estas preguntas están en el corazón de mi relación con la estatua y descansarán en el corazón de cualquier compromiso curatorial alrededor de la estatua en caso de que el Museo la adquiera.
SM: He estado analizando profundamente cómo uno puede comenzar a humanizarse en un mundo donde hay muchos recordatorios que buscan reforzar el despojo y la opresión global de la población negra. Envuelto en los efectos del dominio y la herida colonial, ¿cómo recordamos la tecnología, la cultura y la salud de nuestros ancestros y cómo eso permea quienes somos ahora?
Mi práctica actual ha sido un viaje personal de conexión con mi espiritualidad, ya que siempre ha sido mi guía para crear algunas de mis obras más antiguas que han sido de cierta naturaleza profética.
Ejemplos de tales trabajos son Untitled (Heritage Day) (2013) que precede a mi encarnación de la estatua Zimbabwean Bird en Chapungu - The Day Rhodes Fell (2015), que se volvió a representar al retirar la estatua de Rhodes en la Universidad de Capetown en 2015. Trate de llevarme por una cierta intuición asociado al espacio de los sueños que me llevara a hacer un trabajo que honrará la historia de las mujeres negras, así como a conectarme con seres espirituales más antiguos afectados por los legados del colonialismo.
El espacio de los sueños es una de las tecnologías antiguas de las que hablo. Considero estos sueños como mensajes, que también me llevan a emsamo (lugar de oración) para comunicarme con mis antepasados acerca de estos mensajes para tratar de encontrar claridad o dilucidar algunas cosas. UKUKHANYA (2019) (ligero) es una obra que conceptualiza esta reflexión, se suponía que debutaría este año en la Bienal 2020 de Dak'art y se ha pospuesto debido a la pandemia.
Descubrí que con el advenimiento del colonialismo nos hemos vuelto cohibidos y algo avergonzados al reconocer todo esto como sistemas de conocimiento. Nos distrae la urgencia de la violencia sistémica deshumanizante, que es lo que representan estas estatuas, refuerzan la desmemoria de nosotros mismos, la imposibilidad para conectar con nosotros mismos. Toni Morrison habla sobre esto.
Al decir "Black Lives Matter", tenemos que recordar incluso en medio de la protesta los esfuerzos colectivos para humanizarnos a nosotros mismos bajo nuestra propia narrativa.
Es por eso que para mí comunicarme con mis antepasados es una forma de amor propio y la base de mi práctica, incluso cuando hay estatuas coloniales intangibles que existen como barreras, fronteras materiales para una persona que se parece a mí en la sociedad.
CS: Hemos visto mucho antirracismo performativo y activismo discursivo de organizaciones artísticas en las redes, en relación con el reciente asesinato de George Floyd en los Estados Unidos por la policía. ¿Cómo se relaciona su práctica y su trabajo diario con una visión descolonial y antirracista? Y en cierto sentido, ¿cómo prevén el lugar del curador y / o el artista en la contribución al cambio social y al activismo en un sentido más amplio?
AG: Como curadores tenemos la responsabilidad de documentar críticamente, reconocer y responder a la historia a medida que se desarrolla. Los eventos recientes en los Estados Unidos han tenido un efecto ondulante en nuestra aldea global y han presentado preguntas que exigen una reflexión seria: ¿cómo podemos sanar colectivamente? ¿Qué podemos hacer con el privilegio al que tenemos acceso? ¿Y cómo situamos nuestro trabajo y valores dentro de un marco moral? Estas preguntas siempre han estado enraizadas en los activistas antirracistas, las prácticas descoloniales y las organizaciones de base pro-negras, por lo que creo que es importante pensar en los eventos recientes dentro de su alcance histórico.
Tales preguntas han existido fuera de este momento en el que estamos viviendo y continuarán estando en los corazones y las mentes de aquellos que han estado presionando activamente por un cambio fuera de las respuestas performativas. Creo que es demasiado pronto para decir si nos estamos moviendo en la dirección correcta, por mi parte, es importante seguir siendo crítica y continuar buscando formas de centrar las experiencias de los colonizados para contrarrestar las narrativas que han logrado eliminarnos. Para mí, esta es una parte clave de mi trabajo descolonial.
SM: Me veo a mí y a mi práctica en dos longitudes de onda cuando se trata de raza y opresión.
La primera es que, como persona negra, simplemente existir es a veces suficiente.
Vivir y ser no tiene que ser un acto descolonizador o un desmantelamiento de la blancura. Nuestra existencia importaba antes del colonialismo y todavía importa ahora. Poner esto en práctica, ya sea en mi trabajo o en mi vida personal, es algo que me he tenido que recordar a mí misma, que vivir no tiene que ser un acto de protesta. Compartir amor, risa, baile, twerking y comunión una misma y con tus seres queridos es suficiente.
Mi trabajo actual es una articulación de esto, y mi presencia en las redes sociales celebra el cambio de mis obras de arte que son motivo de profunda reflexión hacia publicaciones sobre cómo aprender a hacer ropa a través de tutoriales de YouTube y bailar con estas prendas hechas a mano.
El problema es cuando esos momentos de sentirse humano están amenazados por prejuicios raciales, ya sea directamente o mediante violencia sistémica. Aquí es donde entra la segunda longitud de onda, donde uno siente la necesidad de estar físicamente activo. He hecho esto en mis trabajos anteriores, donde he realizado "actuaciones" yuxtapuestas con estatuas durante hasta 4 horas con para reclamar la identidad, mostrando la presencia de nuestra historia negra (de mujeres) mientras cuestionaba por qué todavía veneramos deliberadamente o por omisión estatuas coloniales.
#blackouttuesday se convirtió en una plataforma en línea para que las personas mostraran solidaridad con Black Lives Matter y denunciaran todo forma de racismo institucional. Para algunas empresas y corporaciones blancas esto se convirtió en un acto performativo que reveló su hipocresía. Escribí una publicación sobre cómo se ha traducido esto en el sector de las artes en el que trabajo, donde las instituciones de arte estaban publicando la imagen del cuadro negro en las redes, pero en realidad entre nosotro/as, como artistas, directore/as, curadore/as racializadxs experimentamos la imagen del cuadro blanco a través de muchísimas prácticas solapas y normalizadas de racismo.
Bell Hooks menciona algo al respecto;
"Nos vuelven los “objetos” privilegiados de su discurso sobre raza. Como "objetos", seguimos siendo desiguales, inferiores. Aunque pueden estar sinceramente preocupados por el racismo, su metodología pone en evidencia que aún no están libres de todo tipo de paternalismo endémico de la ideología supremacista blanca ".
Parece mucho más fácil hablar sobre estos problemas a través del arte pero es más difícil hacerlo en persona por temor a ser rechazado, reviviendo viejos traumas, pero sobre todo creo que es para mantener la paz. Entonces, de unos estadíos pasamos a otros, pero los problemas siguen siendo los mismos y se mantienen intactos porque son estructurales y sistémicos. Incluso las instituciones de propiedad negra no están libres de reproducir lógicas de violencia sistémica, pero esa es otra historia para otra conversación.
Los artistas pueden estimular cambios, pero no en singular, los procesos son resultado de un esfuerzo colectivo, se necesita toda una comunidad de personas para empujar los procesos, necesitamos manifestantes, activistas, escritorxs, académicxs, abogadxs, sanadorxs, por mencionar algunxs, necesitamos un ejército de muchos más personas.
CS: En un ejercicio de imaginación política radical: ¿cómo prevés el horizonte para reclamar el conjunto de nuestras narrativas que han sido blanqueadas durante mucho tiempo en los legados coloniales de la historia que han hecho de nuestra identidad una condición dicotómica, de una presencia hipervisible en ciertos aspectos y de una invisibilidad absoluta en el espacio público? De manera más concreta, ¿cual es la relación entre el espacio público como forma de segmentación colonial del territorio y la construcción de formas de ciudadanía y subjetividad?
AG: Tenemos la responsabilidad de intervenir en los modos de análisis de quienes se presentan como nuestros blancos salvadores. Una idea popular en el modelo occidental de conocimiento plantea la idea de que los marginados necesitamos imperativamente su voz. Es muy común escuchar a las personas decir que necesitamos capacitarnos como comunidades racializadas para poder tener una voz. Una parte de reclamar y disputar la narrativa es lidiar con esta idea de benevolencia porque tales actos están incrustados en las historias de asumir que uno necesita ser humanizado por ese modelo civilizatorio. Los eventos recientes nos han demostrado que las personas tienen una voz y que depende de nosotros construir formas más significativas menos tradicionales de escuchar y dialogar con las voces.
Hablando como alguien que nació en Jamaica y fue llevada a Gran Bretaña, la cuestión de la pertenencia siempre ha traído consigo algunos desafíos. Pertenecer a un espacio, ciudad, nación, pueblo significa jugar un papel activo en la formación del espacio. Sin embargo, eso sólo puede ocurrir cuando reconocemos la historia por lo que es; las alegrías, la tristeza y el trauma. Tenemos que construir formas de democratizar la historia y centrar nuestro trabajo dentro de un código moral de comprensión. El reciente compromiso crítico con las estatuas forma parte de este trabajo, pero también abre nuevas preguntas sobre cómo podemos ubicarnos en esta aldea global y a veces virtual.
SM: La pregunta que has hecho es importante. ¿Cómo comenzamos a vernos en lugares que han absorbido o erosionado nuestra identidad? Creo que podemos comenzar a vernos a nosotros mismos a través de estilos arquitectónicos de estas historias que han sido marginadas y fusionarlas con intervenciones más nuevas para crear ciudades o espacios públicos que satisfagan las necesidades de las personas. Esto se puede hacer aún más con las texturas, sonidos y alimentos que son marcadores y legados históricos de la cultura.
Esto significa que la tarea de remodelar nuestros espacios no solo será tarea de los urbanistas y arquitectos, etc., sino incluso entender a las generaciones anteriores como bibliotecas vivas de cómo funcionan ciertos espacios para tejer vínculos comunitarios. Significará aprender con seriedad diferentes formas de sistemas de conocimiento de ellos e integrarlos en nuestra cotidianidad.
Cuando esto comience a ser la norma, veremos y celebraremos la individualidad de las personas en diferentes espacios. Esto significa que las personas no sentirán que tienen que asimilarse cuando están dentro de estas instituciones. A veces, por ejemplo, en las exposiciones, he comenzado a sentarme en el suelo mientras miraba el trabajo o durante los discursos porque a veces se siente extraño estar de pie. Con una mayor introspección, me di cuenta de que en mi cultura uno no está simplemente parado en una habitación durante horas sin una función. Entonces, cuando una persona como yo habite una forma alternativa de estar y existir en tales espacios, tal vez algún día se convierta en la norma y no habrá presión, incluso autoimpuesta, para asimilarse.
CS: Las mujeres han sido invisibles durante mucho tiempo dentro de la arquitectura y los espacios públicos de las ciudades y sus modelos coloniales, ¿Cómo reconocer su trabajo, sus historias y reclamar su existencia y contribución dentro de las narrativas históricas, por ejemplo, las protestas de las mujeres y su participación en la legislación contra el Apartheid?
SM: The Public Holiday Series (2013-14) fue para resaltar la importancia de las mujeres negras en el paisaje (político) sudafricano al afirmar mi cuerpo en el espacio público como una escultura viva a través de un proceso de monumentalización temporal. Esto alude al reconocimiento de la participación de las mujeres en la lucha de liberación de Sudáfrica.
Kwasuka Sukela: Re-imagined Bodies of a (South African) Born Woman (2015-2016) viaja a través de las narraciones de varias mujeres negras, de la historia, mujeres contemporáneas, madres, mujeres solteras y mujeres espirituales en diferentes partes de África. Es un dispositivo para repensar los espacios públicos y privados como espacios de historia de las mujeres negras.
El cuerpo de trabajo nos lleva por una ruta no lineal a través de las historias y realidades de mujeres negras , recordándonos que alguna vez ellas también existieron e influyeron en sus sociedades.
CS: Hay una necesidad de pensar en lo que viene después del derrumbe de estas estatuas y no tomar estos actos revolucionarios como algo únicamente efímero o coyuntural, como hemos presenciado repetidamente. ¿Cómo crees que estas historias de abuso y tropelia colonial vergonzosa deberían incluirse en las narraciones más amplias de la historia que se han borrado sistemáticamente en el espacio público?
AG: Primero debemos reconocer que las estatuas representan símbolos de honor, veneración y conmemoración cívica. Una vez que reconocemos esto, podemos entender que tales estatuas han sobrevivido a su importancia en la sociedad contemporánea. La cuestión de eliminar estatuas no tiene nada que ver con borrar la historia; se trata de reconocer la historia dentro de su contexto moral y político. El retroceso en el derribamiento de estatuas de traficantes de esclavos ha demostrado las formas en que las vidas negras continúan siendo empujadas al fondo de una jerarquía opresiva en la historia del blanqueamiento. Por ejemplo, a todos les resultaría escandoloso tener una estatua conmemorativa de Hitler fuera de una universidad o museo, entonces, ¿por qué no resulta igualmente violento y escandaloso lo mismo cuando se trata de reconocer historias que atraviesan colonización ...
Cuando cofundé el Proyecto Jóvenes Historiadores en 2015, fue impulsado por la necesidad de documentar la historia de la población negra en Gran Bretaña, ya que sentí que había sido intencionalmente silenciada y pasada por alto dentro del régimen colonial. Para muchos jóvenes en Gran Bretaña, su idea de la historia negra solo se vio a través de los Estados Unidos o la esclavitud; muchos podían nombrar a Martin Luther King, pero nadie podía nombrar a Olive Morris. Tratar con un régimen histórico occidental que se ha encargado de borrar y silenciar sistemáticamente la historia negra requiere múltiples modos de compromiso y pensamiento crítico para contrarrestar la violencia epistemológica. Implica interrumpir las construcciones falsas del salvador blanco y crear formas dinámicas de aprendizaje y desaprendizaje.
Bio
Aleema Gray es curadora e historiadora en el Museo de Londres, candidata a doctorado en la Universidad de Warwick. Su investigación es financiada por el Centro Yesu Persaud para Estudios del Caribe está orientada a la documentación histórica del movimiento Rastafari en Inglaterra y su importancia de base comunitaria. El trabajo de Aleema se centra en documentar la historia británica negra a través de la perspectiva de las experiencias vividas. Su práctica está impulsada por una preocupación por las formas históricamente más contingentes de entender el presente, especialmente en relación con las nociones de pertenencia, memoria y herencia y memoria. Ella tuitea @AleemaGray.
https://twitter.com/Aleemagray
Sethembile Msezane nació en 1991 en KwaZulu Natal, Sudáfrica. Ella vive y trabaja en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
Utilizando la práctica interdisciplinaria que abarca la fotografía, el cine, la escultura y el dibujo, Msezane crea obras de gran orden cargadas de simbolismo espiritual y político. La artista explora temas relacionados con la espiritualidad, la conmemoración y los sistemas de conocimiento africanos. Ella procesa sus sueños como un medio a través de una lente de la pluralidad de la existencia a través del espacio y el tiempo, haciendo preguntas sobre el recuerdo de la ascendencia. Parte de su trabajo ha examinado los procesos de creación de mitos que se utilizan para construir la historia, llamando la atención sobre la ausencia del cuerpo femenino negro tanto en las narrativas como en los espacios físicos de la conmemoración histórica.
http://www.sethembile-msezane.com
Traducido por Fabián Villegas.
Referencias
1 David Olusoga, The toppling of Edward Colston's statue is not an attack on history. It is history, The Guardian on 8 June 2020. Available on: https://www.theguardian.com/commentisfree/2020/jun/08/edward-colston-statue-history-slave-trader-bristol-protest
2 Boris Johnson: Anti-racism protests 'subverted by thuggery', BBC, 8 June 2020. Available on: https://www.bbc.co.uk/news/uk-52960756
3 Stop Trump Coalition official website, https://www.stoptrump.org.uk/topple-the-racists/
4 Arundhati Roy, The pandemic is a portal, The Financial Times, 3 April 2020. Available on: https://www.ft.com/content/10d8f5e8-74eb-11ea-95fe-fcd274e920ca
5 https://www.facebook.com/sethembile.msezane/posts/10221679812174019