Gentrificación, racismo estructural y despojo (sobre el desalojo violento que sufrió la comunidad Otomí de la Colonia Juárez)
Justo a un año del sismo de 7,1 grados que sacudió México y que dejó cientos de comunidades damnificadas en el centro del país, el gobierno de la Ciudad de México ordenó el desalojo de una comunidad Otomí ubicada en el número 18 de la calle Roma en la Colonia Juárez, dicha ejecución de desalojo se dio bajo los parámetros más violentos y ominosos que pudiera existir, llegaron cientos de granaderos a golpear, herir, detener e intimidar a decenas de habitantes del predio y a varios periodistas de medios libres que cubrían la nota. La comunidad Otomí de la colonia Juárez tiene años ocupando ese predio (Que tuvo afectaciones por el sismo y cuyas denuncias el gobierno hizo caso omiso) donde alberga a más de 60 familias, mismas que hoy se han quedado sin nada y con varias personas detenidas y heridas. La comunidad Otomí es perteneciente al Congreso Nacional Indígena (CNI) y desarrolla proyectos y formas de vida comunales dentro de este monstruo del despojo que se ha convertido la ciudad de México.
No es la primera vez que el gobierno de la Ciudad de México realiza este tipo de operativos, recordemos que en los últimos años han despojado y tratado de desmantelar todas las formas de organización comunitaria que persisten entre los márgenes de la ciudad, esto con el fin de blanquear el espacio público y darle continuidad al proyecto de muerte y aniquilamiento al que venimos resistiendo desde hace más de 500 años.
Y es que no es casualidad que los proyectos de despojo hayan ido aumentando en los últimos años en todo el mundo, como tampoco es casualidad que las agraviadas principales seamos las comunidades y personas racializadas. Aquí mismo en la Ciudad de México el gobierno en turno (en complicidad desde las delegaciones con el próximo) emprendió un proyecto de gentrificación que nos ha ido violentando de múltiples formas, básicamente consiste en despojar con lujo de violencia y detenciones arbitrarias a la gente de su territorio, encarecer la vivienda, empujar a las y los habitantes más a la periferia y ocupar esos espacios con grandes desarrollos inmobiliarios, centros comerciales y oficinas donde ahora los nuevos habitantes son la población blanca de clase media alta y alta.
Y puede ser hoy la comunidad Otomí de la colonia Juárez, o ayer el Chanti Ollin desalojado hace un par de años, o la comunidad de los pedregales de Coyoacán resistiendo ante las inmobiliarias y en defensa del agua, o los cientos de vendedores y vendedoras ambulantes que resistimos diariamente a la persecución y la represión, pero todas y todos estamos frente a la misma forma de despojo que es la gentrificación.
Solidaridad total con la comunidad Otomí de la colonia Juárez.
Filosoflow (Colectivo PalabrAndando)