Martin Luther King Jr era un radical, no esterilicemos su legado.
Por: Cornel West
La principal advertencia de Martin Luther King Jr sobre nosotros es de carácter espiritual y moral. El valiente y compasivo ejemplo de King rompe la dominante alma neoliberal de dinero, bombas e inteligencia estratégica. Su gran lucha contra la pobreza, el militarismo, el materialismo y el racismo socava la retórica superficial y la postura pretenciosa de los llamados progresistas, así como el desprecio sincero y los prejuicios deliberados de los auténticos reaccionarios. King no fue ni perfecto ni puro en su testimonio profético, pero ha sido “real”, en marcado contraste con las apariencias y simulacros impulsados por el mercado que rige nuestros días.
En este breve momento de celebración de la vida y la muerte de King, deberíamos sospechar de los que cantan sus alabanzas pero se niegan a pagar el costo de encarnar la acusación de King contra el imperio, el capitalismo y el racismo de los Estados Unidos que habita sus propias vidas.
51 años después de la muerte de Martin Luther King, estamos buscando a ese alguien que luche por la justicia.
Ya estamos acostumbrados al deprimente espectáculo cada año, cada mes de enero de los "fanáticos" de King que nos dan las versiones sanitizadas y descafeinadas de su vida. Ahora llegamos al 51 aniversario de su asesinato, y una vez más nos encontramos con versiones esterilizadas de su legado. Un hombre radical profundamente odiado y despreciado es reformulado, asimilado como el políticamente “moderado” que todo mundo ama.
Estos revisionistas neoliberales crecen y se desarrollan bien entre su “perspicacia” de espectáculo, entretenimiento y su visibilidad como líderes de opinión pública. Sin embargo, rara vez, alguna vez, han dicho algo acerca de lo que habría preocupado a King hoy en día, como los invasivos drones estadounidenses, las redadas en casas y los sitios de tortura. Tampoco los hemos visto levantar sus voces sobre la desigualdad rampante, la pobreza o la hegemonía de Wall Street bajo las administraciones neoliberales, sea el presidente blanco o negro.
El asesinato policial de Stephon Clark en Sacramento puede agitarlos, pero a las masacres imperiales en Yemen, Libia o Gaza son profundamente indiferentes. ¿Por qué? Porque muchos de los "fanáticos" de King tienen miedo. Sin embargo, uno de los dichos favoritos de King fue "Prefiero estar muerto a tener miedo". ¿Por qué tienen miedo? Porque temen por sus carreras, puestos, y aceptación por parte del establishment neoliberal. Sin embargo, King alguna vez dijo con molestia: "Lo que estás diciendo puede darte la beca de una fundación, pero nunca te llevará al Reino de la Verdad".
El alma neoliberal condiciona nuestro día a día, rechaza la integridad, la honestidad y el coraje, y premia la corrupción a todos los niveles, la hipocresía y la cobardía. Para tener éxito es vital forjar una imagen descafeinada, no amenazadora, mantener tu imagen corporativa, expandir tu red pecuniaria y mantener una distancia de las críticas de Wall Street, los líderes neoliberales y especialmente la ocupación israelí de las tierras y pueblos palestinos.
Martin Luther King Jr rechazó la popularidad en su búsqueda de la grandeza espiritual y moral, una grandeza medida por lo que estaba dispuesto a renunciar y sacrificar debido a su profundo amor por las personas de la vida cotidiana, especialmente las personas negras vulnerables.
El alma neoliberal no toma riesgos y evade el costo de cualquier testimonio profético, incluso cuando se presente como "progresista".
El asesinato de Martin Luther King Jr. fue el resultado final de la fusión de las perversas elites supremacistas blancas en el gobierno, la cultura de la “ciudadanía estadounidense” y los cobardes profesionales liberales que le temían al movimiento radical de King contra el imperio, el capitalismo y la supremacía blanca.
Si King estuviera vivo hoy, sus palabras se levantarian contra ataques contra las invasiones, ocupaciones, asesinatos policiales, castas en Asia, la opresión en Europa, así como la desigualdad y pobreza rampante que produce la riqueza capitalista, que amenza a la mayoría de los que hoy cantan sus alabanzas. Como acertadamente predijo: "Sin embargo, estoy muy triste ... porque quienes me investigan no me conocen realmente, no conocen ni mi compromiso ni mi vocación".
Si realmente queremos conocer a King en todos sus falibles testimonios proféticos, debemos deshacernos de cualquier perspectiva neoliberal y tomar en serio en nuestras palabras y hechos, sus críticas y resistencias al imperialismo, capitalismo y xenofobia de los Estados Unidos. No hace falta decir que su condena implacable a la escalada del gobierno neofascista de Trump sería inequívoca, pero no sería visto como una excusa para restar importancia a todo ese proyecto de continuidad,de administraciones represivas de los dos gobiernos de Bush, Clinton y la era Obama.
De hecho, en un momento cuando la pesadilla estadounidense aplastó su sueño, King observó: "No tengo ninguna fe en que los blancos en el poder respondan de la manera correcta ... nos tratarán como lo hicieron con nuestros hermanas y hermanos japoneses en la segunda guerra mundial. Nos tiraran a los campos de concentración. Los Wallaces y los Birchites tomarán el control. Los enfermos y los fascistas serán fortalecidos. Acordonarán el gueto y emitirán pases para que entremos y salgamos ".
Estas palabras pueden sonar como las de Malcolm X, pero son las de Martin Luther King Jr, con una relevancia innegable para los procesos neofascistas de nuestros días.
El último sermón de King se tituló: Por qué América se puede ir al infierno. Su soledad personal y su aislamiento político se hicieron grandes. J Edgar Hoover dijo que era "el hombre más peligroso de Estados Unidos". El presidente Johnson lo llamó "un predicador negro". Los compañeros ministros cristianos, blancos y negros, le cerraron sus púlpitos. Los jóvenes revolucionarios rechazaron y trataron de humillarlo con huelgas, y abucheos. La revista Life, que se hizo eco de la revista Time, del New York Times y del Washington Post (todos los bastiones del establishment liberal), destrozaron la postura antibélica de King, catalogandola como "una calumnia demagógica que sonaba como un guión de Radio Hanoi".
Y el principal periodista negro de la época, Carl Rowan, escribió en el Reader's Digest que la "exagerada valoración de King sobre su propia importancia" y la influencia comunista en su forma de pensar hizo de KIng "persona no grata para Lyndon Johnson", "alienó a muchos de los amigos del negro y armó a los enemigos del negro.”
Uno de los últimos y verdaderos amigos de King, el gran rabino Abraham Joshua Heschel, dijo proféticamente: "Todo el futuro de Estados Unidos dependerá del impacto y la influencia del Dr. King". Cuando King fue asesinado, muchos de nosotros morimos. Las balas absorbieron parte del espíritu libre y democrático del experimento estadounidense. Al día siguiente, más de 100 ciudades y pueblos estadounidenses estaban en llamas: ¡esta vez el fuego había llegado de nuevo!
Hoy, 50 años después, la crisis imperial estadounidense se profundiza. ¡Y el legado radical de King se mantiene principalmente entre los jóvenes que se están despertando y los ciudadanos militantes que eligen ser extremistas de amor, justicia, coraje y libertad, incluso si nuestras posibilidades de ganar son las de una bola de nieve en el infierno! Este tipo de extremismo imparable como el de King es una amenaza para todo el status quo.
Publicado originalmente en The Guardian.
Traducido por Contranarrativas.