Legado de Fanon frente a la crisis civilizatoria y las descolonizaciones de fantasía .
Por Fabián Villegas.
Recientemente en un ejercicio de reflexión colectiva con 60 personas de 17 diferentes países, nos preguntamos sobre el lugar del pensamiento de Fanon hoy en día. Difícilmente podríamos circunscribirlo a un espacio estático y a una sola narrativa.
Creemos estar presuntamente claros cuál sería el lugar de su pensamiento frente a: los proyectos de reconfiguración geopolítica por las invasiones imperiales del siglo XXI, el relato de las mal llamadas “primaveras árabes” y los think tanks de laboratorio privado. La ola de restauración conservadora y de fascismo social a escala global, los antirracismos de fantasía, el uso discursivo de los nacionalismos Latinoamericanos en el robustecimiento de legislaciones anti migratorias. La instrumentalización política de las narrativas liberales para legitimar el racismo de Estado y las prácticas islamofobicas, los mega proyectos extractivos, los rampantes procesos de concesión territorial y neocolonialismo, la Ongeizacion de los movimientos sociales y la disputa ideológica. Los millones de desplazados, la precarización y la estratificación racial cada vez más agravada de la división del trabajo, la complejidad de las asimetrías, los tejidos de subimperialismo en su mismo Caribe, y las estructuras de colonialismo interno en el Sur Global, todo esto, absolutamente todo con otro nombre, y bajo otra coyuntura está enmarcado en su cuerpo de trabajo.
Decia Milton Santos que a Fanon había que agradecerle esa cartografía multidimensional sobre la experiencia del Sur, que va de desde la dimensión afectiva, psicopatológica hasta la disputa del poder político para la configuración de un nuevo proyecto civilizatorio.
“Oh cuerpo mío nunca dejes de preguntarme algo”.
Aquella consigna hoy parece una metáfora enmarcada en la lógica de estas nuevas descolonizaciones liberales, discursivas, performativas, sin embargo forma parte de la multidimensiónalidad de la lucha anti colonial, en la que el cuerpo es un espacio en disputa, tal como lo decía su contemporáneo George Lamming “un campo de batalla”, un lugar por renombrar, un marcador contractual con el Estado, que define escalas de asimetría y posicionalidad, entre el norte global y el sur global, entre territorialidades prietas y no prietas, entre blancos y sujetos racializados.
Después de Fanon el uso de la racialidad en las ciencias sociales, dejo de ser ese concepto biologicista del siglo XIX para pasar a ser un concepto enteramente socio-jurídico, para narrar vectores de opresión, desigualdad y violencia múltiple. No hay forma de que narremos la modernidad sin identificar el lugar que juega el marcador racial como uno de los primeros marcadores bajo los cuales el Estado genera relaciones contractuales de ciudadanía. El estado contractualiza con la ciudadanía a través del marcador racial, el marcador racial define posicionalidad, materialidad social, y condiciones sociales de existencia. Bien decía como editorialista del periódico Moudjahid de Túnez, que en el colonialismo “la causa es consecuencia”, se es pobre porque se es prieto, se es prieto porque se es pobre”, axioma que mas adelante el afropesimismo utilizaría para trazar la directrices categóricas de la ontologia colonial.
El pensamiento de Fanon parece más urgente que nunca, de cara a esta crisis civilizatoria, y este entramado colonial cada dia mas complejo. Ni la colonialidad es exclusivamente el problema íntimo de nuestro presente, ni el colonialismo una metáfora o metarrelato alegórico del pasado. El Siglo XXI ha creado una contemporaneidad deshumanizante entre distintas formas de colonialismo, y distintas formas de colonialidad. Seguimos silentes ante proyectos necropoliticos de invasión colonial en medio oriente, el norte de áfrica, destrucción masiva de ciudades enteras, Aleppo, Damasco, Bagdad, Kabul, Trípoli portadoras de un patrimonio cultural milenario. Colonialismos tradicionales de ocupación como es el caso de Israel sobre Palestina, operados a través de legislaciones, organismos, instituciones, que controlan la libre circulación, condicionan medios de subsistencia, limitan derechos civiles, violan derechos humanos, y coartan acceso a servicios vitales (vivienda, empleo, educación, atención médica) despojan, precarizan, criminalizan y matan. Colonialismos territoriales que no se dan exclusivamente de un Estado soberano a otro Estado Soberano, donde coadyuvan Estado, empresas transnacionales, interés privado para concesionar territorio, mayormente perteneciente a pueblos originarios, pueblos indígenas y afrodescendientes, para el usufructo extractivo de mega proyectos de minería a cielo abierto, hidroeléctricas, eólicas, tal es el caso de Colombia, México, Guatemala, Brasil, Panama, India, Congo. Acaparamiento masivo del 90% de tierras productivas, instauración de nuevos latifundios como es el caso del cuerno africano y la amazonia. Colonialismos de plantación, donde la población es un instrumento material para el proceso extractivo, y donde su nivel de desarrollo está determinado por su inserción en el mismo proceso extractivo, es el caso de muchos países del Caribe. Colonialismos administrativos como es el doloroso caso de Puerto Rico. Neocolonialismos y sub imperialismos como es el caso del capitalismo buitre alrdedeor de Haiti.
Y en medio de todo eso, el desafío de pensar descolonizaciones antirracistas, proyectos de independencia y construcción de culturas políticas que no incuben imaginarios coloniales, imaginarios racistas, estructuras y lógicas de posicionalidad colonial.
El legado de Fanon nos permitió en Latinoamérica y el Caribe, entender críticamente los proyectos de independencia, la latinoamericanidad criolla, como proyectos de continuidad, en los que el colonialismo de 1492, se refuncionalizo en el las lógicas y estructuras de colonialismo interno de los Estados Nación independientes.
Fanon no fue complaciente con nada ni con nadie, lo mismo fue crítico de la indiferencia de estado sobre los vectores de violencia, desigualdad y opresión multiple derivada de las experiencias “poscoloniales", que crítico sobre sobre las políticas culturales del asimilacionismo, analítico con las políticas del afecto y regímenes de deseo configurados por las relaciones interraciales. Crítico con los procesos de Estado, con los mecanismos organizativos, deliberativos de acción política, inventivo con la construcción de los ecosistemas de descolonización, ético con el sacrificio, con cada relieve de la lucha, vigilante del cuerpo de la opresión, de los traumas intergeneracionales, arquitecto de multiples dispositivos de memoria histórica.
Fanon contagio Martinica, Argelia, Túnez, Ghana, Francia, Estados Unidos, La República del Saharaui, Camerún, Congo, Angola, Egipto, Cuba, Kenya, Vietnam, India, Palestina, México, Guadalupe, Guyana, Colombia, Filipinas, Brasil, Sudáfrica, República Dominicana, Perú, Inglaterra, Jamaica, Guatemala, Puerto Rico, Chad, Venezuela, Haití, Trinidad y Tobago, Bolivia y cada barrio del mundo entero.
Hoy en este aniversario luctuoso sobre Fanon vale reflexionar también sobre el nivel de despolitzación, banalización de estas nuevas “descolonizaciones”, discursivas, performativas. Comprometidas deliberadamente o por omisión con las agendas liberales.
Por la salud de los legados anticoloniales no más descolonizaciones desracializadas, y descolonizaciones no antimperialistas, y no contrahegemonicas.
”De pie los condenados de la tierra,
de pie los presos del hambre”.
Fragmento de Nuevo Sermon Negro
de Jaques Roumain.
Larga vida, ayer, hoy y siempre.