Dejennos pasar: Herencias coloniales, fronteras y movilidad.
Charla con Guillermo Acuña.
En el verano del 2019, en el marco de un seminario que desarrollamos en la Universidad Nacional de Costa Rica, tuvimos la oportunidad de leer el recién libro publicado, “Déjennos pasar, migraciones y transhumancias en Centroamérica, del compañero entrañable Guillermo Acuña.
El libro de Guillermo a través de una estructura narrativa no convencional recoge un análisis critico sobre las movilidades centroamericanas en el 2018, y 2019, que parte de la premisa de problematizar la categoría de “Caravanas Migrantes” sobre la que se han editorializado las movilidades, transhumancias y procesos migratorios por los medios de comunicación, a nivel institucional y por organismos de cooperación internacional desde el 2018. Así mismo profundiza sobre los circuitos políticos en el contexto regional , modelos de gestión interestatal fronteriza, autonomía de las migraciones, la contemporaneidad de las narrativas nacionalistas con el robustecimiento de legislaciones anti migratorias, y finalmente contextualiza sobre los patrones multidimensionales de movilidad en Centroamérica.
A propósito de la coyuntura quisimos charlar con Guillermo para que nos compartiera su perspectiva sobre los procesos de movilidad e itinerarios migratorios regionales acentuados estas últimas semanas.
CN - Memo, a propósito del análisis que desarrollas en tu libro “Déjennos pasar” sobre los corredores humanos e itinerarios migratorios del 2018, donde sitúas hoy el contexto y los atenuantes de esta entrecomillada “Caravana migrante” del 2021?
GA- Me parece que a partir de 2018 se abrieron nuevas formas y estrategias de movilidad humana en la región centroamericana asentadas en caracterīsticas que hasta hace poco no formaban parte de las narrativas y los análisis. Sobre esa coyuntura, decíamos que no importara la denominación con la cual llamaramos estos "corredores", eran acciones que habían percutido sobre la institucionalidad de los estados y los mecanismos de gestión migratoria regional. Habiamos asistido a un proceso sin retorno en el tema de las migraciones centroamericanas del cual la coyuntura de enero de 2021 hace parte en un marco de continuidad.
Por un lado, se empezaron a evidenciar mecanismos colectivos de diversa naturaleza, con lo cual, no es correcto de primera entrada hablar en singular de dinámicas complejas, heterogéneas y divergentes. Es posible incluso que el grupo de los nueve mil migrantes que en estos días ha sido contenido desde la represión del primer filtro de la política migratoria de Estados Unidos ubicada en Guatemala, sean varios grupos, varias expresiones, varias realidades. Por ello defiendo la necesidad de discutir términos que fueron definidos una vez más desde el norte, como el de las caravanas, para hacer notar un mecanismo multidimensional mucho más complejo. La caravanización de la pobreza y el hambre, borra toda posibilidad de analizar de forma certera los circuitos políticos y disidentes que conforman estas colectividades que caminan.
Por ejemplo, entre los grupos que formaron parte de los primeros colectivos de 2018 se encontraban representantes de la diversidad sexual en Honduras y El Salvador, principalmente, que no solo abogaban por dejar atrás susestados homofóbicos y excluyentes, sino que requerían posicionar temáticas de sus agendas especificas en materia de derechos humanos, acceso a servicios sociales, reconocimiento público. No en vano fueron los primerosgrupos en llegar hasta Tjuana en Noviembre de 2018. Y así otras expresiones de esa complejidad que manifestaba el colectivo o más bien los colectivos.
Por otro lado, el rasgo de la visibilización, de "hacer pública" la movilidad constituyó una estrategia para contender justamente contra las exclusas securitarias tanto verticales y horizontales en los países de tránsito y en la frontera entre México y Estados Unidos. Estos dos rasgos, colectivización y visibilización, constituyen aspectos que llegaron para quedarse en los procesos de movilidad humana en la región centroamericana.
El actual escenario experimentado en la frontera entre Guatemala y Honduras forma parte de un continuum de esas dinámicas novedosas, aderezadas no solo por la narrativa de las violencias como causa común, sino por otros factores como la indolencia de los estados de origen ante la exclusión de cientos de miles de personas en el marco de la pandemia así como los efectos devastadores de las dinámicas socionaturales experimentadas por Honduras en noviembre de 2020 con el paso de los huracanes Eta e Iota por su territorio.
Si ya de por si, sin pandemia y sin huracanes, Honduras se había convertido en un escenario migratorio predominantemente expulsor, estas coyunturas vinieron a agravar el panorama para cientos de miles de personas sin ninguna posibilidad de vivir con dignidad en sus comunidades de origen. Durante 2020 la constatación de que la movilidad humana no solo es respuesta sino estrategia politica en el sentido de accionar sobre la barbarie y el hambre, fue el hecho mismo de que a pesar de los discursos de fronteras cerradas, las personas seguían saliendo de Honduras a como diera lugar. Ocurrió durante todo el año pero hubo coyunturas como las de octubre que dejaron claro que los procesos de movilidad humana han adquirido características novedosas que no serán posibles de persuadir blindando las fronteras y cerrando las puertas para que nadie entre y nadie salga.
CN- En el marco de esta crisis civilizatoria estamos viendo el recrudecimiento de normativas y restricciones sobre la movilidad, el robustecimiento dramático de legislaciones anti migratorias, construcciones de ciudadanía cada vez más racistas y fascistas en términos jurídico-políticos. Que anticipamos en el escenario migratorio para el 2021 en el marco de esta coyuntura?
GA- Estamos en presencia de una segunda ola antiinmigratoria en el marco de la crisis civilizatoria apostada desde las entrañas de la incertidumbre sanitaria, que tocó las fibras de los estados nación y sus discursos de inmaculada seguridad en el 2020.
Esa segunda ola la encontramos en los enfoques excluyentes sobre, por ejemplo, quién debe ser vacunado o no en el marco del reconocimiento de una ciudadanía formal que es concedida desde la legitimación de la clase, el género y las variantes étnicas dominantes. No solo la disposición de la vacuna se convierte en rasgo de selectividad con criterios biopolīticos, sino que la misma atención en salud ha propuesto una escogencia natural en la que es necesario demostrar pertenencia jurídica a un territorio e integración sociocultural, para lograr al menos ser atendido.
Lo que estamos diciendo es que tras las olas pandémicas vienen otras olas, etapas recrudecidas de exclusión con criterios de nacionalidad muy fuertes. En estos días en que la espectacularización de los cuerpos migrantescentroamericanos golpeados y violentados por las fuerzas del orden guatemalteco se vuelven virales y lugar común en los medios de comunicación tradicionales y en redes sociales, discursos de protección y de insufiencia de recursos para atender a la población nacional mexicana en el marco de la pandemia han sido frecuentes. Bajo ese criterio, que ha sido lugar común en otros estados de tránsito y recepción como el caso de Costa Rica por ejemplo, donde los discursos de selectividad y discriminación abundan ante la inmigración nicaragüense, se justifican entonces los mecanismos de seguridad implementados en frontera, algunos con enfoques represivos, como se ha constatado hasta la fecha.
La duración de la coyuntura sanitaria, hasta ahora con final incierto, no asegura el mejoramiento de las disposiciones normativas en materia de migración, cuyo significado quedó articulado a las estrategias del miedo, la racialización del otro distinto y la exclusión al declararse el estado pandémico en los inicios de 2020. Por lo pronto, es importante considerar los casos específicos, prestar atención a la restitución de los derechos a la movilidad y el abordaje sanitario de las personas con independencia de su origen, naturaleza jurídica y rasgos corporales.
CN- Uno de los sesgos en la agenda pública ha sido el abordaje ahistórico y desracializado de la migración, que no vincula proceso migratorio con entramado colonial, desplazamiento con modelos de racismo institucional) Qué tipo de políticas están fracasando a nivel regional que siguen obligando a las poblaciones racializadas a migrar? (Concretamente en Centroamérica)
GA- La gran paradoja de estos tiempos es la relación afectiva que siguen teniendo las personas que migran con sus lugares de origen, con su patria. Las narrativas de la nación siguen siendo poderosas aún en el dolor y la expulsión. Salir por carretera, exponerse al riesgo y al peligro,enfundados en su bandera hondureña es quiza de las hondas repercusiones que las imagenes dejan en nuestras retinas.
Lo que ha fracasado en el fondo, más que las politicas sociales y económicas implementadas en la región durante los últmos cuarenta años, es el proyecto modernizador diseñado por las elites regionales para garantizar el control de sus territorios.
Para mi gusto, esa es la base de toda posibilidad de explicación en materia de causalidades sobre el hambre, la pobreza, la violencia, la exclusión que campea en la región. El apetito acumulador y extractivo de las élites vino a sustituir los sueños de modernización de Estados con diagnósticos de precariedad en su hoja de vida. Por ello, siempre es importante llamar a la actualización de los análisis, el vínculo entre los mecanismos históricos de constitución de los estados centroamericanos, su estirpe colonial y los hondos procesos de identidad que se inyectaron en la epidermis de sus poblaciones.
Solo de esta manera se explica porqué en las imágenes que vemos ya recurrentes, la disposición a los dispositivos de la nacionalidad (banderas, camisetas de la selección nacional del país, canto del himno) son parte del kit del migrante hondureño en su viaje.
CN- De que manera este modelo de externalizacion fronteriza está no solo encubriendo nuevos patrones de dominación, explotación, violencia, sino permitiendo eximir de responsabilidades a las potencias imperiales en sus modelos de gestión fronteriza? Qué papel está cumpliendo Mexico en su frontera Sur? (Incluso Guatemala en los mecanismos de contención)
GA- Hay una articulación de las políticas migratorias de Estados Unidos que trascienden su territorio. El antecedente más inmediato de la estrategia de "tercer país seguro" que colocó en los estados de origen centroamericano todo el peso de la maquinaria de seguridad y de protección de la soberanía estadounidense, lo constituyó la implementación del Plan Frontera Sur, destinado a asegurar con candado y picaporte la parte sur de la frontera ubicada en territorio centroamericano.
Más allá de México y Guatemala como estados, habría que preguntarse por el rol de otros agentes no estatales, ubicados en el marco de la gestión fáctica de los territorios, el trasiego de drogas y armas y la administración de los flujos migratorios. Ese proceso es ciertamente el que debe ser evidenciado, sin dejar de considerar los resultados de esa verticalización de las fronteras que en la actual coyuntura, por ejemplo, mostró una actualización operativa hasta ahora no vista al desplegar fuerzas de contención especializadas desde Guatemala.
El rol de los estados y de las industrias migratorias en la gestión de las movilidades han permitido en la actualidad un escenario de recrudecimiento de las estrategias de contención y disuación, que continuarán profundizándose sea cual sea la dirección de los acontecimientos sanitarios y polīticos en el futuro inmediato.
CN- De qué manera el proceso electoral y la transición a la administración demócrata en los E.U impacta en los itinerarios migratorios, o crees que pueda impactar en la política pública y legislaciones migratorias?
GA- Hay una agenda interrumpida y otra continuada en el marco de la politica estadounidense en materia de migración. La agenda interrumpida con el lapso republicano de los últimos cuatro años cedió en apariencia un enfoque "menos represivo", aunque debe recordarse que fue en las dos administraciones de Obama donde recrudeció de forma exponencial la deportación de personas centroamericanas.
De hecho, Biden, el presidente entrante, formó dupla con Obama en esa dirección. La continuidad está dada por un profundo estado que a base de twits y ordenes ejecutivas, fue instalado por Trump y su equipo durante todos estos años. Es dificil pensar en cambios abruptos al menos en cuanto al rol de la seguridad nacional en la contención de los flujos migraotorios centroamericanos y los mecanismos de negociación unilateral con los gobiernos de la región en la materia.
Más allá de los esquemas de polītica migratoria, lo que verdaderamente está por constatarse es el peso simbólico de un amplio sector poblacional estadounidense que aun permanece enojado, enardecido y seguidor de las animosidades republicanas en materia de defensa de la "América grande y blanca" ; la grezca en el capitolio de semanas anteriores solo es un un insumo para entender la ampliación de los odios que serán los que diriman, en el futuro inmediato, como vivirán las personas migrantes en un país transformado para siempre.