NARRATIVA

"Carnaval". Spoken Word, Mama Tingo y el arrebato de la memoria.

Carnaval

En el marco del aniversario de Mama Tingo y Adolfina Villanueva.

 Por Fabián Villegas.

Buenos días, buenas noches, Ciudad Trujillo…

Motoristas, cobradores, cueros,

adventistas, evangélicos,

jipetones, barberos, peloteros,

colmadones, tigueres con cuartos,

tigueras de la licor, lambones,

mamberos, crackeros,

bacheteros fly, gavilleros,

poetas, sanky-pankys,

montras y montros para rapar,

montros y montras para rapear,

jugadores de loto, choferes,

chivatos, masajistas, cimarronas, wachimanes,

comerciantes del Conde y de la Duarte,

buzos del río Osama...

 

Esta mañana a Yamasá la corrieron de la escuela.

Se acabó la tierra fértil

y se cancelaron las enmiendas.

Se rompieron pasaportes.

Se guardaron con candado

actas de nacimiento que olían a caña.

Eran nietas de la zafra

y endulzaban los tés de Francia.

 

Que llueva lo que tenga que llover!

 

Hoy la ley empobrece al vudú

y lo ahoga en la maleza.

Lo mata a fuego lento,

metiéndolo en un historial médico

de patologías e inmunodeficiencias.

 

Ya no hay un Toussaint Louvertoure

cabalgando debajo de la tormenta,

no hay caballo galopando

ni izquierda que le preocupe

el desalojo de las comadres

más prietas de esta vivienda.

 

Dice el chivo que el alisado

y los salones de belleza

deben servir para cortarle

la insularidad de la lengua

a todas las villamelleras,

que el diezmo de los Viccini sobrepoblee

blanqueamiento las esculturas y la tierra.

Y le arrebate la dignidad a Higüey

y a su virgen negra.

Que en toda plantación moderna

de Loiza a Montecristi

el nacionalismo se ejerza con asepsia.

 

Cloro e hispanofilia para medicar la amnesia,

estética barroca,

literatura comemierda

para legislar la desobediencia del salvaje,

títulos de propiedad,

bozales y nuevas identidades:

indiecito, jabao, mulatica,

trigueña, trigueño oscuro, morena clara,

para construir el teatro,

la ópera del oprimido,

el maquillaje,

la servidumbre del nuevo andamiaje.

 

Dice el chivo que los apellidos Fernández y Jorge

corten el cordón umbilical

con la historia de Quisqueya

y exhiban con morbo colonial

en el Museo de la Historia Natural el cráneo

y la verga de Sebastián Lemba!

Que a los hijos de las constructoras de la patria,

maestras, campesinas, militantes famélicas,

trabajadoras del sexo de la Saona a Puerto Plata,

por providencialismo la industria del turismo

y del trabajo afectivo

las indemnice con una visa

o las homenajee en una esquela

con forma de ciguapa.

 

En este apartheid insular

hay espacio para levantar edificios,

enlatar embutidos en la Zona Franca,

recoger la siembra,

sobar la espalda

y complacer el ocio violento

en un chairlong

de algún principito pendejo de Suecia o Dinamarca,

mimetizarse ante los ríos,

levantar la voz

exclusivamente

ante los bateyes y bohíos,

soplar de oreja a oreja el areito,

protegerlo y enterrar

bajo tierra el fruto de este idilio,

para una vez por año quemar gomas

y alfabetizar la panza

con los que cacerolazos del Capotillo.

 

 

Este pedazo es mío.

En español machacado

para violentar

su cabildo administradores de la igualdad,

varones del Cacicazgo.

Un par de manos tizón

y un banco de semillas prietas

para darles soberanía a la tierra

y que empiece la afrenta…

 

Una afrenta digna que coree

el nombre de Minerva,

pero dicen los cibaeños:

“Cuidado que la piedra no la tire una negra”,

que la memoria de la melanina

se guardan el archivo del presidio

antes de darle color

a las páginas de la biblioteca.

 

El ritmo precede al latido

y los latidos de este homicidio

podrían llevar salvé, gagá,

bomba y plena en una guagüita pública

encaminada para hacer

una larga fila en una sala de emergencias.

 

Estos podrían ser

los latidos de Piñones o Hato Mayor,

los de las Mamás Tingós

o las Adolfinas Villanueva.

 

Que llueva lo que tenga que llover,

esa será otra vez la historia de nuestra tierra.

 

Fotografía de Maya Goded.

Fotografía de Maya Goded.