NARRATIVA

Pantone: La renuncia voluntaria a los privilegios del mulataje

Por Yaissa Jimenez.

A modo de ensayo.

¿Y qué pasa con el beneficiario? Qué pasa con los que de alguna forma reciben los puntos, el extra o las estrellitas adicionales en su pecho solo por caer unos cuadritos más cerca del beige en la escala cromática. El mulataje y sus conflictos ya es un tema complejo y con aristas en pleno siglo XXI. También lo son los puntos de transición como la transexualidad y la intersexualidad.

Más lo que estamos viviendo, en todos los aspectos de transición a nuevos discursos relacionados a la raza, es un pasar a la siguiente página sin haber terminado ni comprendido la anterior. Insertarse en termas de progresismo ideológico en cuanto a asuntos raciales es acelerar el alta cuando aún hay heridas bien abiertas y gangrenadas. Y de manera concreta hablamos de infecciones actuales y vigentes como el genocidio, la desigualdad, la segmentación, apartheids etc...

 

Pesa mucho ser negro. No se trata de una alusión a temas ya superados. Si bien los adelantos están, están parciales y segmentados. Con las cuestiones propias, y los conflictos que trae la masculinidad tradicional (y desfasada), hay que adicionarle las lecturas que trae de por sí pertenecer a la raza negra. Hay que adicionarle los años que se gastan solo para superar lo que se inserta en el imaginario, individual y colectivo, digamos hasta la pubertad.

Pesa mucho ser negra. Y no se trata solo de un tema de redescubrimiento de la feminidad (a través del feminismo obviamente), que ya es mucho que trabajar, se trata de que además de ser mujer dentro del patriarcado hay que diseccionar de nuestro ser y de nuestro entorno todos los demonios propios del racismo puro y salpicado de misoginia. En las dos realidades no solo estamos hablando de detalles intangibles, sino de prácticas concretas que afectan el día a día, y la vida completa.

Ahora que en ambos casos, y para mucha gente, mientras más clarificado, mulato y limpiecito estás, más sencillo es. Si en la familia hay un blanco, pues relájate, que los nenes van a salir más “bonitos”. Si tu pelo va mezcladito con los tiernos rizos dorados de algún familiar dentro de la cola genética, tú quédate quieta o quieto, que vas a pasar menos. Si tu piel o color de ojos está “lavadito” con tonos beige puede que en algún punto el hada madrina te convierta en una “exótica” y peculiar cenicienta, aceptada desde ya por ser una chulería peculiar.

Y lo terrible de todo esto va en que te lo creas.

El mulataje es sin duda la evolución étnica de todas nuestras diferencias corpóreo-raciales, pero aún mulatos, aún en este tiempo, aún dentro de estos discursos coloniales, recuerden que el mulato, es negro. Dejarse confundir por la ilusión de que particularmente tú, estás en una posición privilegiada por estar más cerca de la “luz”, es un engaño y un golpe directo a la lucha vigente.

Es preciso un despertar y un renunciar. Una renuncia voluntaria a ser denotado como un ser superior por tu mulataje, que es negro. Si bien es complejo, como lo es para muchos hombres declararse abiertamente feministas, no es algo que sea difícil de ver. Cada que admitimos estar en una posición privilegiada por ser más “claros”, en todas sus lecturas, estamos incentivando la hegemonía blanca y llevando un paso adelante todos los demonios que trae consigo.

No se trata de una broma. El mulataje es hermoso, tanto que es imposible no admitir lo maravillosos que nos podemos sentir ante los efectos estéticos que otorga la diversidad humana. Pero el discurso “exótico” colonialista e imperialista no se trata de solo separar negros de blancos, se trata de separar “blancos” de todo lo demás, porque automáticamente todo lo demás es inferior. No se crean la mentira, no permitan que ese pseudo discurso les provoque ceguera.

Renunciar a privilegios estéticos, como que seas más aceptado o aceptada por tu color de piel más claro, o color de ojos, rasgos faciales o textura capilar distinta, esa es una renuncia que colabora. En el momento en que no haces uso de ese discurso, establecer que efectivamente la minorías mayoritarias tienen voz propia y no se dejan separar por planteamientos que les disuelven y maquillan su realidad.  Acto seguido se cae la mentira, y se enaltece la verdad.

Y sí Latinoamérica, y sus discursos, están en esta constante, sin saber que su lucha es idéntica a la de mamá África. Nada de distinto, todo tiene ese origen y desde ese fallo catastrófico que fue la esclavitud venimos arrastrando la misma cruz.

Y para rematar hay que recordar que todos estos privilegios son falsos. Como falsa es actualmente la consigna del “Pink Ribbon”, como falsas son las cuotas otorgadas para segmentar y acallar, como falso es el sistema de AFPs y como falsos están resultando los sindicatos que se venden por beneficios parciales e insultantes. Todos elementos para apretar la venda en los ojos, todos con la única función de mantenernos calladitos, tranquilitos y bonitos. 

 

Y repito, a modo de ensayo.