NARRATIVA

Temer espurio, alegoría de la antidemocracia.

  

 

 

El manual de desestabilización de gobiernos y procesos democráticos en la Latinoamérica del siglo XXI es totalmente dinámico y heterogéneo. Opera desde distintos frentes, articula la participación de múltiples elites, intensifica guerras no convencionales a través de la comunicación, el comercio, grupos financieros, sistema judicial y aparato legislativo, ONGS y centros de investigación, coopta narrativas y procesos organizativos del campo progresista, instrumentaliza agendas, actores, moviliza recursos millonarios, merodea pecho tierra en todo, golpea sistemáticamente y con voracidad, y siempre está más cerca de lo que alcanzamos a pensar que puede estar. 

Podríamos decir que desde el 2009 en la región se inauguró una nueva modalidad de golpes de Estado “legales”, diseñados y operados desde los congresos, aparatos legislativos y sistema judicial. Amparados mucho en la retórica hegemónica y ultra conservadora de entender el fortalecimiento de las instituciones y el sistema judicial como la garantía principal para potabilizar la vida democrática. Algo que nos recuerda mucho a las etapas más oscuras y sombrías de la región. 

Paradójicamente la fórmula que utilizo la derecha brasileña para destituir de su cargo a la expresidenta Dilma Rousseff, a través de una operación totalmente arbitraria y antidemocrática esta vez les jugo en su contra, y puso de relieve el involucramiento de esos mismos actores de la clase política brasileña en unos de los episodios de corrupción, lavado de dinero, tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito más delicados de su historia.

El pasado miércoles, el presidente de Brasil Michel Temer, fue grabado por el empresario Joesley Batista, líder de la escandalosa empresa cárnica JBS, avalando el soborno y la compra del silencio del ex jefe de la cámara de diputados de Eduardo Cunha, recientemente encarcelado condenado a 15 años por participar en la red de corrupción de Petrobras. Si, Eduardo Cunha, el mismo que orquesto y lidero el impeachment contra Dilma Rousseff acusando su administración de corrupta.

Fuentes brasileñas determinaron que Temer se reunión con Batista el 7 de Marzo, y este le conto que le estaba sobornando a Eduardo Cunha, con dos millones de reales, (578,000 dólares) para que mantuviera su silencio en el escandaloso caso de corrupción Lava Jato.

Eduardo Cunha es considerado un testigo clave, una pieza estratégica en el caso de corrupción Lava Jato, que involucra una red grandísima de empresarios y políticos brasileños.

La grabación forma parte de una operación de cooperación y negociación con la justicia o delación premiada, entre fiscales y los hermanos Batista, implicados en el también escandaloso caso de exportación de carne adulterada, conocido como el caso de la Carne Fraca.

De confirmarse la implicación del presidente Michel Temer, en el soborno y compra del silencio de Eduardo Cunha, Temer podría ser acusado de obstrucción de la justicia, lo que podría deponerlo automáticamente de su mandato. El pasado jueves en conferencia de prensa Temer anuncio que no iba a renunciar, de verse presionado a hacerlo, la constitución le otorga al presidente de la cámara de diputados la presidencia de forma interina, y se convoque a elecciones indirectas en 30 días.

Hasta ahora ya se han presentado dos solicitudes oficiales de impeachment contra él, sumado a la investigación oficial llevada a cabo por el Tribunal Supremo de Brasil.

Miles de manifestantes han salido a las calles de Sao Paulo, Brasilia, Rio de Janeiro, Bahia, Recife para pedir su renuncia y que se convoque a elecciones directas. Retomando el impulso simbólico del movimiento “Diretas Ja”, movimiento popular y de la sociedad civil que en el 83, demando elecciones directas en un sistema brasileño que se administraba por los rezagos profundos de la dictadura. ¡Directas ya en este 2017!  A defender esas conquistas históricas de los derechos democráticos, a defender la región de estas olas de conservadurismo y los procesos de derechización rampante.