NARRATIVA

Colonialismo, Pandemia y Trabajo social antiopresivo.

Colonialismo, Pandemia y Trabajo Social Antiopresivo 

Aczel Fernando Cornejo Pérez

Empezaré dando mi postura respecto de la pandemia actual y, para ello, retomaré algunas puntualizaciones hechas por Fabián Villegas activista, escritor, educador popular, periodista y artista de Spoken word. La pandemia actual es multifactorial, es decir, que son diversas las problemáticas que se conjugan y se presentan en el Estado actual capitalista en crisis, para finalmente sintetizarse en la oleada actual generada por el Covid-19. Esta multifactorialidad de problemáticas, agudizadas con el adelgazamiento paulatino del Estado, que significó el paso del capitalismo de Estado al capitalismo neoliberal, produjo entre muchas cosas el cambio de enfoque de salud pública por la privatización de la salud; el abandono e invisibilización estatal de la población de “los adultos mayores”; la falta y descuido de políticas alimentarias de la población, y la enorme facilitación, también por parte del Estado de los establecimientos de grandes consorcios de comida chatarra, lo que Ritzer (1996) denomina la “macdonalización”. 

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La manera en que nos habita la pandemia, esta sostenida sobre el modelo de desigualdad social que se ha generado por el sistema capitalista neoliberal en el ámbito laboral y en la producción del espacio, lo que Orellana y Panez (2016) denominan “la cuestión urbana”, entendida como “la construcción, la urbanización, las inversiones en este terreno, la venta y la compra del espacio como totalidad y la especulación”(Léfèbvre 1974:220), propiciando procesos de gentrificación que instauran, con promesas de mejora para la población colindante, zonas habitacionales, condominios inmensos que privan a la gente de la luz solar y grandes cadenas comerciales, excluyendo a familias de escasos recursos de los centros de las ciudades “centrificadas”, expulsándolos hacia los “territorios de relegación urbana y marginalidad avanzada”, lugares en donde se aglomera a la población no deseada, aquella que no entra dentro de sus estándares estéticos de modernidad, “los pobres”, “los prietos”, “los paisanos”, “los feos”, “los mugrosos”, “los delincuentes”, “los viciosos”. 

Por lo tanto, es el funcionamiento sistémico quien relega al grueso de la población a cinturones de miseria y hacinamiento, en donde viven los trabajadores precarizados, pero también los desempleados y los que laboran en condiciones de trabajo informal y autogestivo, como los trabajadores en la vía pública conocidos peyorativamente como “ambulantes”. Es justamente con la situación que viven estos últimos que se puede ejemplificar el evidente maltrato de las autoridades estatales en el contexto actual de la pandemia por Covid-19, ya que no existe lugar para su subsistencia; no se les permite trabajar en los espacios que han ocupado de manera independiente en cuanto a la ayuda de infraestructura por parte del gobierno, pero por el cual han tenido que pagar permisos y cuotas diarias a las autoridades de las diferentes alcaldías y del gobierno central, durante más de cuarenta años, para poder asegurar una manera honesta de manutención familiar. Este hecho resulta contrastante con los miles de trabajadores que están laborando bajo condiciones de precariedad -condiciones que se agudizan si pensamos en el personal de limpieza- en la bodega Aurrera, el Chedraui y el Elektra que se encuentran a menos de 500 metros de los espacios negados a los comerciantes independientes. No se permite trabajar a la población olvidada sino es para asegurar las condiciones de supervivencia y el adecuado confinamiento -despreocupado y con lujos- de la clase hegemónica blanca. 

Estas son algunas de las causas,  aunque estratégicamente se nos presentan en los medios de comunicación como consecuencias, que propician el escenario actual de la pandemia. Es decir, que no es resultado propiamente del virus el hecho lamentable de que exista la altísima cantidad de muertes reportadas en el país, 10,167 de las cuales 2,713 corresponden a la CdMx y 1,168 al Estado de México, según las cifras proporcionadas hasta el día 01 de junio, primer día del regreso a “la nueva normalidad”, por el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud en su página de Twitter, y por supuesto tampoco es casual, sino más bien es causal, que sean muertes mayoritariamente del sector racializado, etnizado y discriminado que viven en las condiciones de relego sistémico antes mencionadas, motivo por el cual alcaldías como Iztapalapa y Gustavo A. Madero son las que suman el mayor número de casos confirmados, 4,818 y 3,109 respectivamente , fenómeno que Achille Mbembe (2011) categoriza como el funcionamiento operacional de “la necropolítica” en el capitalismo colonial. 

Por consiguiente, no podríamos darle una lectura crítica al escenario de la pandemia actual, sin tener presentes los parámetros de relegación urbana, explotación y precarización laboral, falta de seguridad social, hacinamiento, abandono y rechazo hacia los adultos mayores, por improductividad; en temas de salud pública: enfermedades cardiovasculares, y problemas de alimentación como la obesidad, que no solo aceleran, sino que incrementan el número de muertes que ha generado el sistema capitalista durante las últimas tres décadas.  Aquí cabría hacernos la pregunta, ¿cómo se viviría la pandemia actual, fuera del sistema capitalista? 

Para esto, se hace necesario ubicar la especificidad de la disciplina de Trabajo Social, y lo haré tal y como lo sugiere Carlos Montaño (1998), es decir, en las manifestaciones de la cuestión social que se sintetizan en el sistema capitalista, a través de la multiplicidad de problemáticas que surgen con la instauración del modelo capitalista, que polariza a la población y que arroja a la miseria a la mayoría de los habitantes del sur global. En América Latina el modelo capitalista llega justamente con el proceso de colonización; asimismo, podría decirse que el Trabajo Social también, en su forma más rudimentaria, llega con los colonizadores extractivistas. 

Es en el proceso de colonización que se instauran lógicas de estratificación social y laboral a través de marcadores etno-raciales que permitieron a los imperialistas cumplir con su sueño de expansión colonial, y para ello utilizaron mecanismos violentos de deshumanización civilizatoria con la finalidad no solo de someter a las poblaciones originarias, sino de exterminar su cultura. Este proceso no desaparece con la llegada de la independencia y la instauración del Estado nación, sino que solo se refuncionaliza, es decir solo se cambian los papeles, bajo la ideología del mestizaje, entre españoles peninsulares y criollos. Pero en esta nueva estratificación social, los indios y los negros no pueden ocupar cargos públicos ni laborales más allá de los que ya se les habían asignado en la etapa colonial; por lo tanto, podríamos entender a este proceso como la instauración de un sistema neo-colonial para el funcionamiento estructural de los países que antes fueron conquistados, como es el caso de México, en el cual la figura de un profesionista que sirviera a la instauración del mestizaje comenzó a dibujarse. 

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Ubicar la especificidad del Trabajo Social en el sincretismo de “la cuestión social” y “la cuestión urbana” nos permite alejarnos de las maneras irrastreables en que se ha ubicado su génesis, por un lado, de la más conservadora y tradicional que nos dice que surge de las protoformas de ayuda y asistencia social, es decir, en el amor a Dios y en el amor a la humanidad: la caridad y la filantropía. Otro ejemplo de esto es lo que han hecho diversos autores al situarla en “las relaciones sociales”, pues de la misma manera que en el primer caso, sería prácticamente imposible rastrear su surgimiento, variable nodal para el establecimiento de su especificidad. Aquí me surgen otros cuestionamientos: ¿existen otras disciplinas que estudian las relaciones sociales? ¿Los psicólogos sociales y los sociólogos no lo hacen ya? 

Lo grave acá es que el intentar dar una explicación a la especificidad de la disciplina, se hace un ejercicio que en sí miso abona a la segmentarización de las ciencias, vicio heredado del positivismo permeado hacia el Trabajo Social durante la etapa del desarrollismo. Así mismo, ubicar el desarrollo de la disciplina en las protoformas y las relaciones sociales, no nos permite hacer una conexión sistémica del Trabajo Social y los hechos históricos que han marcado el desarrollo de la humanidad, como las guerras mundiales y, por supuesto, el proceso de colonización, acontecimiento que, sin duda, marcó el funcionamiento sistemático, no solo de América Latina, sino a escala mundial, de “la era moderna”. 

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En este sentido, un Trabajo Social crítico que en realidad opte por la resolución de las problemáticas que arroja “la cuestión social” y la “cuestión urbana” generada por el sistema capitalista neocolonial, forzosamente deberá enfundarse de un carácter antiopresivo y anticapitalista; no hay más. De no ser así, seguramente se estarán buscando únicamente novedosas maneras de legitimar y refuncionalizar la desigualdad racista, clasista y patriarcal que trajo el proceso colonial. Es decir, se corre el riesgo de que los trabajadores sociales se conviertan en críticos funcionales a los intereses de la hegemonía capitalista y colonial y blanca.

Aquí quiero hacer una acotación. Entiendo la blanquitud en el sentido expuesto por Frantz Fanon (2009) en su texto “Piel negra, máscaras blancas” por lo que el color de piel no es el único determinante para actuar como blanco, sino que existen múltiples factores que pueden llevar a personas racializadas a colocarse  una careta blanca con la intención de poder hacerse un lugar entre sus amos -aunque esto difícilmente ocurrirá- para, una vez conseguido, ocupar el lugar del opresor. Por esa razón, no todos los críticos son antiopresivos ni anticoloniales; algunos solo utilizan la crítica para poder sentarse en la silla del amo. Y para muestra tenemos todos aquellos que utilizan autores críticos de la realidad occidental europea para fundamentar su trabajo de intervención en diversos contextos de países colonizados del Sur Global, pues para ellos es más fácil forzar una inserción teórica que conocen y dominan perfectamente, en una realidad que dista mucho del contexto en el que fueron escritos tales postulados, que atreverse a reflexionar todo eso que la crítica poscolonial exige desechar, pues para ellos sería como echar abajo su trabajo anterior y sus referentes intelectuales hondamente arraigados.

Yásnaya Elena Aguilar, una autora oaxaqueña perteneciente al pueblo mixe, de postura anticolonial, escribió un texto que tituló “Jëën pä’äm o la enfermedad del fuego”, escrito y publicado por El País el 22 de marzo del 2020, y también presentado como parte de una compilación de 16 ensayos de diversos autores titulado “capitalismo y pandemia” (que son escritos que surgen como una crítica a la postura eurocéntrica de los ensayos contenidos en el compilatorio intitulado “Sopa de Wuhan”, en el cual destaca el texto del escritor blanco esloveno Slavoj Zizek).

Yásnaya nos propone salir de la fórmula capitalista occidental en la que se está atendiendo la pandemia actual en prácticamente todo el mundo, es decir con base en un autocuidado individualista, que significa confinarnos en la soledad de nuestras propiedades, sino que da una propuesta para atenderlos de manera comunitaria, pues “el bien individual no se opone al bien colectivo; el bien individual depende del bien colectivo” (Aguilar 2020:17), frase que encuadra las ideas comunales que permitieron al pueblo mixe superar las grandes epidemias que lo azotaron durante el siglo XVI, en la cual se perdieron cerca de 13 millones de vidas y sobre las cuales se sopesaron los propósitos colonizadores de explotación laboral.

En una entrevista realizada a Yásnaya, en compañía de Yuderkis Espinoza, en streaming y transmitida en Facebook Live la segunda semana de mayo, explica su propuesta con el ejemplo de un edificio en la ciudad durante la pandemia, en la cual los inquilinos no interactúan entre sí pues no tienen necesidad de hacerlo, ya que han depositado los cuidados requeridos en el hogar en las funciones del Estado, y los han “asegurado” a través del pago de impuestos, pero cuando se presenta una situación extraordinaria, porque el sistema falla, irremediablemente tienen que hablar con los demás co-habitantes del edificio si quieren darle una solución viable y laxa a la problemática; por lo tanto, deja ver que las medidas en el confinamiento no son eficaces si son individuales; por el contrario, podrían resultar contraproducentes. 

Con lo anterior, Yásnaya pone de manifiesto que, en comunidades rurales, como la suya, al tener cuidados no individuales sino conjuntos, se puede tener acceso a muchos más espacios comunitarios, y no solo al limitado espacio de la vivienda. Sin embargo, el establecimiento de este tipo de medidas comunitarias ha sido rechazado por el gobierno estatal oaxaqueño, que bajo el prejuicio de ignorancia (sustento de la imposición ideológica colonial) ha castigado a los pobladores que cercan sus comunidades con la intención de realizar una cuarentena comunitaria para mantener el virus fuera de su territorio, no dejando salir a nadie, pero tampoco dejando entrar a nadie. 

A modo de conclusión anecdótica no podemos caer en los vicios que tanto han aquejado al Trabajo Social de solo recoger extractivamente lo que nos sirve de cada autor y armar un Frankenstein sin estructura, el cual únicamente permitirá armar un instrumento discursivo, pero que después, si no funciona para actuar de manera radical sobre “la cuestión social” y “la cuestión espacial”, solo abona a que se refuncionalicen vectores de opresión y muerte para la población racializada y, lo que es más grave, a legitimarlos. 

REFERENCIAS

Aguilar, Y. 2020. Jëën pä’äm o la enfermedad del fuego. Capitalismo y pandemia (1): 15-20. México: Filosofía Libre. Disponible en: https://kehuelga.net/IMG/pdf/Capitalismo-y-Pandemia.pdf

Fanon, F. 2009. Piel negra máscaras blancas. Madrid: Akal.

Léfèbvre, H. 1974. La producción del espacio. Papers: Revista de sociología (3): 219-229.

Mbembe, A. 2011. Necropolítica seguido de Sobre el gobierno privado indirecto. España: Melusina.

Montaño, C. 1998. La naturaleza del Servicio Social. Un Ensayo sobre su génesis, su especificidad y su reproducción. Sao Paulo: Cortez Editora.

Orellana, V., y Panez, A. 2016. El debate sobre la cuestión urbana y el Trabajo Social: contribuciones críticas para pensar la profesión en territorios de relegación urbana. REVISTA PERSPECTIVAS (27): 59-88. Disponible en: http://ediciones.ucsh.cl/ojs/index.php/Perspectivas/article/view/411

Ritzer, G. 1996. La Macdonalización de la Sociedad. Barcelona: Ariel.

Tello, N., y Arteaga Basurto, C. 2000. Historia del Trabajo Social en México. Notas para una discusión. En N. Tello, Trabajo Social en algunos países: aportes para su comprensión: 211-232. D.F. México: Escuela Nacional de Trabajo Social- UNAM.

La disputa por la vida digna y el espacio público en tiempos de Covid19.

La disputa por la vida digna y el espacio público en tiempos del Covid 19.

Por Angel Saenz

Vivir en un país periferizado trae consigo todo un paquete de dinámicas compartidas dentro del sur global, muchas de ellas desde luego descansan en la desmedida maquinaria de empobrecimiento de las comunidades no-blancas, el reducido campo de acceso a derechos sociales, la distribución desigual de poder y desde luego las múltiples maneras de fuga, organización social y resistencia que hemos construido históricamente las comunidades para hacer frente a ello. Hoy quisiera hablar de estas dicotomías, concretamente situado en mi experiencia como un varón prieto y vendedor ambulante en la siempre caótica Ciudad de México, pero no es desde un campo meramente testimonial, sino como un lugar de enunciación desde donde irremediablemente me sitúo para hablar, y desde donde pretendo construir un análisis de las problemáticas que enfrentamos en esta crisis sanitaria, política y económica a la que nos orilla el Covid 19.

En México como en diversos lugares del mundo la división del trabajo está completamente jerarquizada por el racismo, lo que permite la reproducción de un régimen de empobrecimiento y marginalización de las comunidades no blancas, pues el grueso del aparato productivo, tan precarizado, descansa en las manos de millones de personas de color, que producen plusvalor en el país con una de las jornadas laborales más extensas del mundo y por la cual también se percibe menos retribuciones salariales al respecto.

 A consecuencia de ello los individuos y las familias nos hemos visto orilladas a buscar entre los intersticios de un sistema genocida de explotación, las maneras de disputar e implantar otras formas de sobrevivencia y otras formas de economía en el mercado informal y el autoempleo, siendo este rubro el que concentra con mayor fuerza la ocupación laboral del país, alcanzando casi el 60%.

Desde luego que la informalidad no representa en sí mismo la ruptura de la lógica capitalista ni está exenta de explotación de diversas formas por los regímenes de competencia, o incluso porque gran parte de esa informalidad no sólo es autoempleo, ha sido también una forma de refugio de las pequeñas empresas para evadir cumplir con las mínimas exigencias de derecho laboral, sobre todo en el campo de la construcción y el trabajo doméstico. Pero independientemente de esa complejidad al centro de ese 60% de informalidad, en el campo del autoempleo concretamente sí ha resultado un problema para el Estado, cuyo objetivo es garantizar no sólo la mayor captación de recursos a partir de la recaudación fiscal, cosa que evidentemente se obstaculiza con la informalidad, sino también por ser el encargado mantener un margen de desempleo y garantizar el grueso de la mano de obra barata de las múltiples empresas nacionales y multinacionales, que gozan en territorio mexicano de legislaciones abusivas para las y los trabajadores.

Si además consideramos el ominoso proceso de gentrificación acelerada que viene sufriendo la ciudad en los últimos años, podemos inferir fácilmente que la situación para los comercios ambulantes e informales no es la mejor, ya que gran parte de estos procesos de despojo se fundamentan en la limpieza social y el blanqueamiento del espacio público, por lo que las condiciones de trabajo de miles de personas se realizan con una intensificación del hostigamiento y del acoso policial. No es desde luego un hecho aislado a esta lógica el asesinato de Luis Octavio Vega en marzo pasado, un vagonero que fue brutalmente golpeado por la policía bancaria del metro de la Ciudad de México hasta matarlo. Como desde luego tampoco escapan de esa lógica, las recientes y frecuentes campañas mediáticas desde diferentes medios de comunicación, con múltiples notas periodísticas que tiene como fin generar en la opinión pública “el problema del comercio informal”.

Es precisamente en este momento en que nos alcanzó la pandemia y como era de esperarse, las políticas por parte del Estado no tuvieron otro horizonte. Bien es sabido que México fue y es de los pocos países cuyas medidas de confinamiento fueron en apariencia mucho menos severas, pero también es cierto que los recursos destinados para cumplir un confinamiento seguro para todos y todas han sido también de los más pobres a nivel mundial. Se ha orillado a todas las comunidades que vivimos al día, a elegir entre arriesgarnos a contagiarnos de Covid 19 o ha intentar generar algo de recursos para la subsistencia. Sin duda dando un gran ejemplo de lo que significa para el Estado lavarse las manos.

Pero ese desde luego no ha sido el único embate del Estado con respecto al autoempleo y al comercio informal, en la Ciudad de México se ha decidido cerrar y desalojar todos los puestos fuera de las estaciones de metro y avenidas,  siguiendo la misma historia con los tianguis o mercados sobre ruedas, desde donde no sólo mantenían su ingreso cientos de miles de familias, sino que servían también para garantizar el abasto más económico para millones de personas, ahora orilladas a tener que hacer sus compras en los supermercados multinacionales, a los cuales no se les ha restringido ninguna función durante todo este periodo.

Es sin duda un tanto desalentador el panorama para las personas que nos dedicamos al comercio informal, pues de a poco la incertidumbre sobre nuestras formas de autoempleo se han ido materializando en certidumbres de que el gobierno aprovechará la situación de la emergencia sanitaria, tanto para un reordenamiento del espacio público como para la intensificación aún mayor del hostigamiento y prohibición sistemática de esta economía sobre la que se sostienen millones de personas. Enfrentaremos desde luego un reto para la disputa del espacio público y de exigencia de empleos dignos con derechos laborales, pues el desmantelamiento del comercio informal sin otra opción digna sólo traerá aun mayor pobreza y crisis a las personas y familias de por si vulnerabilizadas. Necesario articular nuevas maneras de organización política que nos permita hacer frente a esta crisis presente, sabiendo que lo peor se avecina.

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Retrospectiva de Malcolm X

 

Retrospectiva de Malcolm X

Por Tatiana Bonilla.

“Mi madre hacía un gran caldo de hierbas, y eso era lo que comíamos. Recuerdo que un vecino retrasado decía que comíamos “hierba frita”, y los niños se reían de nosotros. Otras veces, con un poco de suerte, podíamos comer cocido de avena o de maíz tres veces al día, o cocido por la mañana y pan de maíz por la noche”

Autobiografía de Malcolm X contada por Alex Haley

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 Malcolm X sigue siendo una figura representativa, sumamente trascendente. Algunxs diremos que se trató de un valiente dispuesto a demostrarnos que los derechos se obtienen por los medios que sean necesarios, aunque sea una característica impopular por lo mal recompensada, pues le sobrevive la imagen tergiversada que se le asigna a las personas racializadas con la voluntad para cuestionar la desigualdad social, los abusos de poder, las brechas económicas y en general, la estructura que crea otredades a diestra y siniestra para corporalizar la diferencia y mantenerla al margen. A Malcolm X se le condena el orgullo de nombrarse negro y su renuncia irrevocable al deseo de querer “ser para el blanco”. Se le tilda de alborotador y violento porque su actitud ante las condiciones objetivas e históricas que tuvo que vivir distaba de ser complaciente, aún cuando sólo tuvo a su favor una mente brillante, una particular elocuencia y la necesidad de asumir el cambio en un mundo que aún nos disputa nuestra parte. A menudo se pretende comparar su vida con la de otros líderes negrxs para enfatizar en su potencia combativa y equipararlo con la idea del “negro salvaje y pasional” que nutre toda clase de fantasías y posibilita la negación de su humanidad, pero no hay diferencia  entre el racismo sistemico que se ensañó con Martín Luther King y el racismo sistémico que oprimio a Malcolm X desde niño.

Nació el 19 de mayo de 1925 en Omaha, Nebraska, Estados Unidos, cuarto de lxs siete hijxs de Earl Little y Louise Norton. Su padre, seguidor de las ideas de Marcus Garvey, fue asesinado por supremacistas blancxs y su madre sufrió constantes trastornos de índole psicológico acentuados por el acoso estatal ante las dificultades económicas para mantener a sus hijxs. Malcolm pasó por varios hogares de acogida y estudió en una escuela para blancxs en que destacaba por su inteligencia, pero en dónde se esforzaban por minar sus aspiraciones, por lo que, se dedicó a probar suerte en las calles. Fue limpiabotas, dio tumbos de trabajo en trabajo y de ciudad en ciudad, hasta llegar a Harlem (New York), dónde se vinculó con las dinámicas del hampa. Vendió y consumió drogas, fue proxeneta, ladrón y antes de cumplir 21 años ya estaba en prisión. Allí, tuvo contacto con la Nación del Islam, cuya filosofía hizo eco en él, por tratarse de una espiritualidad que le hablaba de justicia a un pueblo que no tiene amigxs.

 En 1952 al salir de la cárcel bajo libertad condicional, tuvo la posibilidad de relacionarse directamente con Elijah Muhammad, líder de la Nación del Islam, con quién había sostenido intercambio epistolar y lo acogió de manera especial, aunque una década después tendrían grandes diferencias, motivadas por las reflexiones políticas de Malcolm sobre la emancipación real del hombre negro y la posición de la Nación del Islam frente a la avanzada racista. Malcolm adoptó la letra X como único apellido hasta que hizo la peregrinación a la Santa ciudad de la Meca, que consiste en visitar la Kaaba o mezquita primigenia del Islam, de donde retornó convertido en El-Hajj Malik El-Shabazz.

 Su vida es digna de estudio porque tuvo que reinventarse tantas veces que en su experiencia están contenidas las múltiples realidades del ser negro, no como una condición natural y biológica, sino como una construcción sociojuridica surgida en contextos de dominación en los que el sujeto negro está en desventaja. En ese orden de ideas, la noción de Poder Negro propuesta por Malcolm X, es una apuesta que va más allá de las trampas del color, es decir, que no se trata de la disyuntiva entre negros y blancos, sino que hace énfasis en las divisiones del mundo que se recrean de manera particular para oprimidos y opresores, en que la puja no es sólo por el reconocimiento sino también por la redistribución.

 En el marco de la crisis económica, social y política que se agudiza por una pandemia y en el que las principales víctimas son personas racializadas, es un imperativo categórico continuar con la labor de Malcolm X para la configuración de una filosofía política en la que se reconozcan nuestras identidades afrodiaspóricas y se organicen las expresiones de dignficación de nuestros pueblos, a través de la consolidación de estrategias políticas, económicas, culturales que realmente nos sirvan para librarnos de la pobreza, la marginalidad y la dependencia que nos condenan a ciudadanías de segunda y tercera clase.

 Si bien, la narrativa hegemónica nos enseña con demasiada ligereza que Malcolm X fue víctima de su propia predica, hay que recordar que fue asesinado porque estaba logrando internacionalizar el conflicto racial y la desigualdad desde una posición política que venía desde el guetto, con la potencia para unificar  a las organizaciones negras y hacer evidente la hipocresía de los gobiernos. Una vez más, es necesario articular la lucha de lo pueblos afrodiaspóricos y no sólo denunciar la opresión, la dignificación de lxs subalternizadxs del mundo no vendrá con la pasividad, éstos son tiempos para la Memoria y el Poder Negro. 



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En Blanco y Prieto / Libro completo / Descarga libre.

“En Blanco y Prieto, itinerario geopolítico de la decolonialidad”.

Aprovechando las redes de intercambio y socialización de capacidades inventivas que nos permite esta coyuntura de incertidumbre multipolar, compartimos en PDF y versión digital de descarga libre este proyecto que publicamos en el 2015.

Después del ejemplar 4,000 no volvimos a editar este libro, próximo a lanzar nuestro siguiente proyecto consideramos como una idea ponerlo momentáneamente por descarga libre!

Fuerza, solidaridad y resiliencia en esta coyuntura. 

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Byung-Chul Han: Virus, Bigdata y Biopolítica.

Byung-Chul Han Virus, Bigdata y Biopolítica.

El coronavirus está poniendo a prueba nuestro sistema. Al parecer Asia tiene mejor controlada la pandemia que Europa. En Hong Kong, Taiwán y Singapur hay muy pocos infectados. En Taiwán se registran 108 casos y en Hong Kong 193. En Alemania, por el contrario, tras un período de tiempo mucho más breve hay ya 15.320 casos confirmados, y en España 19.980 (datos del 20 de marzo). También Corea del Sur ha superado ya la peor fase, lo mismo que Japón. Incluso China, el país de origen de la pandemia, la tiene ya bastante controlada. Pero ni en Taiwán ni en Corea se ha decretado la prohibición de salir de casa ni se han cerrado las tiendas y los restaurantes. Entre tanto ha comenzado un éxodo de asiáticos que salen de Europa. Chinos y coreanos quieren regresar a sus países, porque ahí se sienten más seguros. Los precios de los vuelos se han multiplicado. Ya apenas se pueden conseguir billetes de vuelo para China o Corea.

Europa está fracasando. Las cifras de infectados aumentan exponencialmente Parece que Europa no puede controlar la pandemia .En Italia mueren a diario cientos de personas. Quitan los respiradores a los pacientes ancianos para ayudar a los jóvenes. Pero también cabe observar sobreactuaciones inútiles. Los cierres de fronteras son evidentemente una expresión desesperada de soberanía. Nos sentimos de vuelta en la época de la soberanía. El soberano es quien decide sobre el estado de excepción. Es soberano quien cierra fronteras. Pero eso es una huera exhibición de soberanía que no sirve de nada. Serviría de mucha más ayuda cooperar intensamente dentro de la Eurozona que cerrar fronteras a lo loco. Entre tanto también Europa ha decretado la prohibición de entrada a extranjeros: un acto totalmente absurdo en vista del hecho de que Europa es precisamente adonde nadie quiere venir. Como mucho, sería más sensato decretar la prohibición de salidas de europeos, para proteger al mundo de Europa. Después de todo, Europa es en estos momentos el epicentro de la pandemia.

En comparación con Europa, ¿qué ventajas ofrece el sistema de Asia que resulten eficientes para combatir la pandemia? Estados asiáticos como Japón, Corea, China, Hong Kong, Taiwán o Singapur tienen una mentalidad autoritaria, que les viene de su tradición cultural (confucianismo). Las personas son menos renuentes y más obedientes que en Europa. También confían más en el Estado. Y no solo en China, sino también en Corea o en Japón la vida cotidiana está organizada mucho más estrictamente que en Europa. Sobre todo, para enfrentarse al virus los asiáticos apuestan fuertemente por la vigilancia digital. Sospechan que en el big data podría encerrarse un potencial enorme para defenderse de la pandemia. Se podría decir que en Asia las epidemias no las combaten solo los virólogos y epidemiólogos, sino sobre todo también los informáticos y los especialistas en macrodatos. Un cambio de paradigma del que Europa todavía no se ha enterado. Los apologetas de la vigilancia digital proclamarían que el big data salva vidas humanas.

La conciencia crítica ante la vigilancia digital es en Asia prácticamente inexistente. Apenas se habla ya de protección de datos, incluso en Estados liberales como Japón y Corea. Nadie se enoja por el frenesí de las autoridades para recopilar datos. Entre tanto China ha introducido un sistema de crédito social inimaginable para los europeos, que permite una valoración o una evaluación exhaustiva de los ciudadanos. Cada ciudadano debe ser evaluado consecuentemente en su conducta social. En China no hay ningún momento de la vida cotidiana que no esté sometido a observación. Se controla cada clic, cada compra, cada contacto, cada actividad en las redes sociales. A quien cruza con el semáforo en rojo, a quien tiene trato con críticos del régimen o a quien pone comentarios críticos en las redes sociales le quitan puntos. Entonces la vida puede llegar a ser muy peligrosa. Por el contrario, a quien compra por Internet alimentos sanos o lee periódicos afines al régimen le dan puntos. Quien tiene suficientes puntos obtiene un visado de viaje o créditos baratos. Por el contrario, quien cae por debajo de un determinado número de puntos podría perder su trabajo. En China es posible esta vigilancia social porque se produce un irrestricto intercambio de datos entre los proveedores de Internet y de telefonía móvil y las autoridades. Prácticamente no existe la protección de datos. En el vocabulario de los chinos no aparece el término “esfera privada”.

En China hay 200 millones de cámaras de vigilancia, muchas de ellas provistas de una técnica muy eficiente de reconocimiento facial. Captan incluso los lunares en el rostro. No es posible escapar de la cámara de vigilancia. Estas cámaras dotadas de inteligencia artificial pueden observar y evaluar a todo ciudadano en los espacios públicos, en las tiendas, en las calles, en las estaciones y en los aeropuertos.

Toda la infraestructura para la vigilancia digital ha resultado ser ahora sumamente eficaz para contener la epidemia. Cuando alguien sale de la estación de Pekín es captado automáticamente por una cámara que mide su temperatura corporal. Si la temperatura es preocupante todas las personas que iban sentadas en el mismo vagón reciben una notificación en sus teléfonos móviles. No en vano el sistema sabe quién iba sentado dónde en el tren. Las redes sociales cuentan que incluso se están usando drones para controlar las cuarentenas. Si uno rompe clandestinamente la cuarentena un dron se dirige volando a él y le ordena regresar a su vivienda. Quizá incluso le imprima una multa y se la deje caer volando, quién sabe. Una situación que para los europeos sería distópica, pero a la que, por lo visto, no se ofrece resistencia en China.

Ni en China ni en otros Estados asiáticos como Corea del Sur, Hong Kong, Singapur, Taiwán o Japón existe una conciencia crítica ante la vigilancia digital o el big data. La digitalización directamente los embriaga. Eso obedece también a un motivo cultural. En Asia impera el colectivismo. No hay un individualismo acentuado. No es lo mismo el individualismo que el egoísmo, que por supuesto también está muy propagado en Asia.

Al parecer el big data resulta más eficaz para combatir el virus que los absurdos cierres de fronteras que en estos momentos se están efectuando en Europa Sin embargo, a causa de la protección de datos no es posible en Europa un combate digital del virus comparable al asiático. Los proveedores chinos de telefonía móvil y de Internet comparten los datos sensibles de sus clientes con los servicios de seguridad y con los ministerios de salud. El Estado sabe por tanto dónde estoy, con quién me encuentro, qué hago, qué busco, en qué pienso, qué como, qué compro, adónde me dirijo. Es posible que en el futuro el Estado controle también la temperatura corporal, el peso, el nivel de azúcar en la sangre, etc. Una biopolítica digital que acompaña a la psicopolítica digital que controla activamente a las personas.

En Wuhan se han formado miles de equipos de investigación digitales que buscan posibles infectados basándose solo en datos técnicos. Basándose únicamente en análisis de macrodatos averiguan quiénes son potenciales infectados, quiénes tienen que seguir siendo observados y eventualmente ser aislados en cuarentena. También por cuanto respecta a la pandemia el futuro está en la digitalización. A la vista de la epidemia quizá deberíamos redefinir incluso la soberanía. Es soberano quien dispone de datos. Cuando Europa proclama el estado de alarma o cierra fronteras sigue aferrada a viejos modelos de soberanía.

No solo en China, sino también en otros países asiáticos la vigilancia digital se emplea a fondo para contener la epidemia. En Taiwán el Estado envía simultáneamente a todos los ciudadanos un SMS para localizar a las personas que han tenido contacto con infectados o para informar acerca de los lugares y edificios donde ha habido personas contagiadas. Ya en una fase muy temprana, Taiwán empleó una conexión de diversos datos para localizar a posibles infectados en función de los viajes que hubieran hecho. Quien se aproxima en Corea a un edificio en el que ha estado un infectado recibe a través de la “Corona-app” una señal de alarma. Todos los lugares donde ha habido infectados están registrados en la aplicación. No se tiene muy en cuenta la protección de datos ni la esfera privada. En todos los edificios de Corea hay instaladas cámaras de vigilancia en cada piso, en cada oficina o en cada tienda. Es prácticamente imposible moverse en espacios públicos sin ser filmado por una cámara de vídeo. Con los datos del teléfono móvil y del material filmado por vídeo se puede crear el perfil de movimiento completo de un infectado. Se publican los movimientos de todos los infectados. Puede suceder que se destapen amoríos secretos. En las oficinas del ministerio de salud coreano hay unas personas llamadas “tracker” que día y noche no hacen otra cosa que mirar el material filmado por vídeo para completar el perfil del movimiento de los infectados y localizar a las personas que han tenido contacto con ellos.

Pues bien, en medio de esta sociedad tan debilitada inmunológicamente a causa del capitalismo global irrumpe de pronto el virus. Llenos de pánico, volvemos a erigir umbrales inmunológicos y a cerrar fronteras. El enemigo ha vuelto. Ya no guerreamos contra nosotros mismos, sino contra el enemigo invisible que viene de fuera. El pánico desmedido en vista del virus es una reacción inmunitaria social, e incluso global, al nuevo enemigo. La reacción inmunitaria es tan violenta porque hemos vivido durante mucho tiempo en una sociedad sin enemigos, en una sociedad de la positividad, y ahora el virus se percibe como un terror permanente.

Pero hay otro motivo para el tremendo pánico. De nuevo tiene que ver con la digitalización. La digitalización elimina la realidad. La realidad se experimenta gracias a la resistencia que ofrece, y que también puede resultar dolorosa. La digitalización, toda la cultura del “me gusta”, suprime la negatividad de la resistencia. Y en la época posfáctica de las fake news y los deepfakes surge una apatía hacia la realidad. Así pues, aquí es un virus real, y no un virus de ordenador, el que causa una conmoción. La realidad, la resistencia, vuelve a hacerse notar en forma de un virus enemigo. La violenta y exagerada reacción de pánico al virus se explica en función de esta conmoción por la realidad.

La reacción pánica de los mercados financieros a la epidemia es además la expresión de aquel pánico que ya es inherente a ellos. Las convulsiones extremas en la economía mundial hacen que esta sea muy vulnerable. A pesar de la curva constantemente creciente del índice bursátil, la arriesgada política monetaria de los bancos emisores ha generado en los últimos años un pánico reprimido que estaba aguardando al estallido. Probablemente el virus no sea más que la pequeña gota que ha colmado el vaso. Lo que se refleja en el pánico del mercado financiero no es tanto el miedo al virus cuanto el miedo a sí mismo. El crash se podría haber producido también sin el virus. Quizá el virus solo sea el preludio de un crash mucho mayor.

Žižek afirma que el virus ha asestado al capitalismo un golpe mortal, y evoca un oscuro comunismo. Cree incluso que el virus podría hacer caer el régimen chino. Žižek se equivoca. Nada de eso sucederá. China podrá vender ahora su Estado policial digital como un modelo de éxito contra la pandemia. China exhibirá la superioridad de su sistema aún con más orgullo. Y tras la pandemia, el capitalismo continuará aún con más pujanza. Y los turistas seguirán pisoteando el planeta. El virus no puede reemplazar a la razón. Es posible que incluso nos llegue además a Occidente el Estado policial digital al estilo chino. Como ya ha dicho Naomi Klein, la conmoción es un momento propicio que permite establecer un nuevo sistema de gobierno. También la instauración del neoliberalismo vino precedida a menudo de crisis que causaron conmociones. Es lo que sucedió en Corea o en Grecia. Ojalá que tras la conmoción que ha causado este virus no llegue a Europa un régimen policial digital como el chino. Si llegara a suceder eso, como teme Giorgio Agamben, el estado de excepción pasaría a ser la situación normal. Entonces el virus habría logrado lo que ni siquiera el terrorismo islámico consiguió del todo.

El virus no vencerá al capitalismo. La revolución viral no llegará a producirse. Ningún virus es capaz de hacer la revolución. El virus nos aísla e individualiza. No genera ningún sentimiento colectivo fuerte. De algún modo, cada uno se preocupa solo de su propia supervivencia. La solidaridad consistente en guardar distancias mutuas no es una solidaridad que permita soñar con una sociedad distinta, más pacífica, más justa. No podemos dejar la revolución en manos del virus. Confiemos en que tras el virus venga una revolución humana. Somos NOSOTROS, PERSONAS dotadas de RAZÓN, quienes tenemos que repensar y restringir radicalmente el capitalismo destructivo, y también nuestra ilimitada y destructiva movilidad, para salvarnos a nosotros, para salvar el clima y nuestro bello planeta.

Byung-Chul Han es un filósofo y ensayista surcoreano. Autor, entre otras obras, de ‘La sociedad del cansancio’, ‘Loa a la tierra’, ‘La explusioón de lo distinto.

Publicado originalmente en El País.

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Parasites; Olor, heridas coloniales y solidaridad de clase.

Parasites; Olor, heridas coloniales y solidaridad de clase.

Por: Fabián Villegas

Toda narración sobre la desigualdad pasa por una narración sobre las formas en las que habitamos el espacio, para eso no necesitamos nombrar la miseria, todo lo contrario, nos basta con narrar desde el arrabal como habitamos el júbilo, la indignación, el placer, la imaginación, el humor o el deseo en el espacio inmediato. De Vicente Leñero en la adaptación de la novela “El callejón de los milagros” del egipcio Naguib Mahfouz, al paquistanie Hanif Kureishi en la novela Intimacy a Parásitos del surcoreano Bong Joon ho hay una narración de la desigualdad y del arrabal a través de las posibilidades que nos otorga habitar ese espacio inmediato. Del flirteo en los lavaderos en el barrio de la Candelaria de los patos, a la curiosidad rural de los trabajadores de la construcción en Manila que se reúnen afuera de una casa de la burguesía filipina para mirar detrás de la ventana y ver  lo que ve en el televisor la familia del patrón, a la tertulia familiar en el baño de uno de los departamentos / sótanos en Seul, que por caprichos de la arquitectura e ingeniería le otorgan al baño la mejor área de todo el departamento para captar la señal del Wifi. 

Parásitos del cineasta surcoreano Bong Joon ho, no solo es una reflexión crítica al fracaso  del milagro surcoreano, y ese paradigma de desarrollo que hace contemporáneas la convivencia de formas de desigualdad tan dramáticas e inverosímiles que parecen caricaturescas. Modelos de urbanización definidos a través de cordones sanitarios para trazar literalmente las fronteras entre la ciudadanía cosmopolita y la pobreza, entre los olores cítricos de la jardinería eco sostenible con la toxicidad de las agresivas fumigaciones que tienen que soportar  los hacinados (Banjiha) sotanos de Seul. Tecnificación de aparatos de seguridad y vigilancia privada con detectores de calor, frente a condiciones epidémicas por las inundaciones que causa un pésimo sistema de alcantarillado público. 

Parásitos es el diagnóstico de una falsa ilusión, las deudas y saldos de un delirante modelo de modernización construido sobre una base agresiva de estratificación de clase, que le hizo creer al surcoreano con argucias macro económicas que había dejado de ser un país  periférico con el ingreso per capita de Senegal, para inaugurarse en la modernidad de finales del siglo XX con un ingreso per capita equiparable al de Japón. 

Parásitos es una metáfora de un irreconciliable antagonismo de clase, que se mantiene silente, normalizado, adormecido en las relaciones contractuales de opresión e inferiorización de una clase sobre otra, pero tal como el olor a putrefacción no hay nada que pueda esconderlo, si quiera disimularlo. La narrativa de Parasitos es fundamentalmente distópica, no se trata de una lucha contrahegemónica, siguiendo la economía de deseo del oprimido se basa en arrebatar efímeramente los lujos del opresor no como una conquista histórica eso se piensa aburrido, sino como un sentido inmediato de victoria pírrica. Habitar la casa, revolcarnos en sus camas, beber de sus vinos, bañarse en sus baños, comer de las excentricidades de su refrigerador, libres del imperativo moral de que algo podemos dañar, de que algo podemos ensuciar, de que algo podemos contaminar.

El sótano es un espacio simbólico y el olor de la familia Taek una metáfora narrativa para desnudar la ilusión y exhibir aquella fantasía ideológica de la modernización, del tigre asiático que pasó en 30 años de una economía rural a la 11va economía del mundo, del modelo de desarrollo y bienestar direccionado por las recetas de los ideólogos del neoliberalismo y el Banco Mundial.

El sótano de los Park encubre cadáveres como atavíos históricos del pasado, se sostiene como la sociedad estamentaria surcoreana sobre la naturalización del desarrollo desigual de aquellos otros, sobre el sacrificio y la explotación de aquellos otros. Es conforme al modelo de vivienda surcoreano de posguerra un bunker para protegerse y esconderse en los márgenes de la historia todo lo que se pueda.

El olor de los Taek es una rúbrica inmanente de la pobreza, una condición insuperable en tanto que natural, una mierda en el aire que no la percibes, no te la puedes quitar, no es tuya, pero la cargas desde el cordón umbilical, un síntoma de atraso que va en contra de la modernidad.

Tal como lo decía algún personaje del colombiano Manuel Zapata Olivella que hay olores que responden a 400 años de opresión, a atraso y fetiches del pasado, el olor del Sr Taek no pasaba desapercibido ni en el radar clasista y la moral de clase de un niño de 6 años hijo de su patrón, que podía ignorar todo, y vivir con frivolidad en una casa de cristal, pero no era lo suficientemente inocente para no reproducir aquellas prácticas violentas de opresión colonial que articulan higiene con moral, higiene con ciudadanía, higiene con humanidad.

Sin dar más spoilers, la película termina acreditando metafóricamente una distopia, en la que el olor termina abriendo un espacio de identificación histórica, de memoria compartida para la solidaridad de clase y para limpiarse las heridas coloniales.

Veanla.

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Lidxi Guendabiaani. Toledo, elogio de los nuestros.

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Lidxi Guendabiaani. Toledo, elogio de los nuestros.

Por Fabián Villegas.

Bien dicen que el tiempo no siempre alarga su cuerpo, es caprichoso y da la impresión de  relacionarse con nosotros siempre con recelo. El jueves 5 de Septiembre por la noche cuando me enteré de la muerte de Francisco Toledo, lo primero que me hábito por asalto fue un pasaje de “La muerte pies ligeros”, donde una muerte quijotesca deambula con ingenuidad y nobleza por el istmo de tehuantepec reconociendo su lugar y cuerpo en el mundo. Pecho tierra en la cuneta de la sierra, arrastrando consigo y sin darse cuenta la luz y el aliento de este universo, atemorizada, buscando pasar inadvertida frente a una zoología fantástica de monstruos y de insectos. 

El legado de Francisco Toledo es de un valor inconmensurable, tiene capas, cavidades, ha epidermizado los universos simbólicos de su identidad regional. Hizo de su obra una narración de los universos simbólicos que habitan el Sur, a través de una suerte de epistemología del autoreconocimiento, a través de la memoria, la pérdida y un sentido de imaginación política que parece inaccesible, intransitable, indomable, reticente al orden narrativo de los “conceptos” y a las clasificaciones del arte contemporáneo. 

Toledo dejó un espacio muy difícil de llenar, que comprende un sentido de ética política que abrazaba práctica artística, compromiso social y articulación de tejido comunitario. Incluso si lo abordamos desde una dimensión más crítica, el acuse de recibo podría salirnos más caro, ¿cuantas referencias tenemos de obras en el mundo del arte contemporáneo que articulen práctica artística, compromiso social y articulación de tejido comunitario? En “ecosistemas culturales” donde la “contemporaneidad” es una simulación, la imposición de  una temporalidad colonial, o la sujeción a compartir problemas globales desde las pautas y la narración de los multiculturalismos liberales. O desde un lugar donde la vanguardia goza definirse como antipedagógica, y radicalmente antidemocrática.

A Toledo nunca le gusto alimentar el rol de objeto de fetichismo étnico, ni atavismo regional que tanto le fascinan a ciertas prácticas curatoriales cada que se aproximan a su obra bajo la narrativa de “Cosmopolitanismo Juchiteco”. Ni tampoco refrendo esos criterios coloniales que veían en él vulgarmente una suerte de misticismo chamánico de la cultura Oaxaqueña. Toledo era consciente de la enorme dimensión extractiva de las “metodologías”, de la perversidad de la folklorización, de lo deshumanizante de las representaciones, y de la articulación de estas con esquemas coloniales de despojo, precarización, privatización, violencia, hostigamiento y opresión en la región.

De Toledo queda mucho, su obra, su solidaridad, su empatía, su humildad, su compromiso, su coraje, su genialidad, su elocuencia, su lucha, el centro fotográfico Álvarez Bravo, el centro de las artes de San Agustín, el jardín etnobotánico de Oaxaca, la biblioteca Francisco de Burgoa, la biblioteca para ciegos y débiles visuales Jorge Luis Borges, la fonoteca Eduardo Mata, el instituto de artes gráficas de Oaxaca. El taller arte papel Oaxaca, la A. C. Pro-Oax, casa de la cultura de Juchitán, el acervo José F. Gómez y acervo Lola y Manuel Álvarez Bravo. Los  premios CaSa de crecaión literaria en lenguas indígenas. Proyectos editoriales como Ediciones Toledo, Editorial Calamús, Guchachi 'Reza, El Alcaraván, El Comején y cada uno de los espacios y proyectos donde contribuyo solidariamente de todas las formas posibles. 

Larga vida Maestro.


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Bienal de Venecia: Colonialidad y el imaginario acrítico de nuestros tiempos.

Bienal de Venecia: Colonialidad y un imaginario acrítico de nuestros tiempos.

Por Cindy Sissokho.


A modo de visita de investigación profesional, asistí al Foro de Arte Africano en Venecia y a la Bienal de Venecia. Esta breve revisión crítica documenta algunas de mis observaciones mientras asistía a ambos eventos. Haré una crossover de estos 2 eventos mirándolos en paralelo uno con el otro. Es importante ubicar estas dos manifestaciones dentro del sector de las artes y la cultura en Europa, que tiene lugar cada dos años en la ciudad de Venecia en Italia, así como ubicarlas en su  justa temporalidad, en el espacio y en el tiempo.


“El Foro de Arte Africano en Venecia (AAVF) nació en 2017 con el objetivo de reunir en Venecia las voces sin representación del ecosistema del arte africano contemporáneo, funcionando como plataforma de visibilidad para abrir un diálogo cultural más amplio durante la apertura de la Bienal”.


El foro bianual fue organizado por la organización italiana African Art Dialogues y se desarrolla de forma independiente y paralela a la Bienal de Venecia. Una de las principales misiones del foro es la “creación de una plataforma programática para el diálogo, dirigida a fomentar la difusión del arte contemporáneo inherente a África y las diásporas relacionadas”, el diálogo sobre el arte africano contemporáneo ”y“ el fortalecimiento del ecosistema de relaciones entre profesionales del arte, académicos,  actores sociales y culturales que provienen y / o operan en el continente y en contextos de la diáspora ”. 

Ilaria Conti y Neri Torcello, dos de los 11 miembros fundadores querían crear una plataforma para conversaciones como contra-referencia a la Bienal de Venecia que carece de la representación, no solo de los países africanos, sino en general de los países del Sur Global, así como de los discursos actuales provienen de ellos.

El foro de 3 días fue una plataforma muy necesaria para generar conversaciones que han dado espacio para la posibilidad de participaciones discursivas fuera del formato tradicional de la “exposición”. La amplitud de los paneles de discusión, principalmente con artistas y profesionales del arte de / que viven en el continente y de la diáspora, permitió la interacción de una amplia gama de temáticas, desde la idea de la identidad africana hasta lo que significa hoy tener historias digitales en África. Desde las prácticas editoriales en África hasta la proliferación de Bienales en el continente y desde la interconexión de las vínculos históricos y artísticos de África y el Caribe hasta el análisis de la supremacía de los ataques del canon occidental dentro de la ecología del arte africano contemporáneo, entre otros.

La totalidad de las discusiones se transmitieron en vivo, lo que permitió una conversación global, donde los asistentes en línea podían interactuar a través de preguntas y comentarios en línea. Las grabaciones estarán disponibles permanentemente en el sitio web de AAVF, creando un importante legado como referencia para los diálogos Sur / Sur. Solo puedo apoyar plataformas de este tipo que actúen como un laboratorio de ideas y reflexiones, de dónde nos ubicamos y a qué aspiramos, imaginando y creando el presente y el futuro de múltiples ecologías de arte en el continente y más allá.

 Aquí hay una breve selección de tres de los paneles de discusión:


África estado mental: cultura, identidad y política en la fotografía africana contemporánea

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Shiraz Bayjoo, artista / Christine Eyene, curadora independiente / Paul Goodwin, curadora independiente Kiluanji Kia Henda, artista / En conversación con Ekow Eshun, curadora independiente. Presentado en colaboración con New Art Exchange.

¿Cómo están los artistas reclamando estas imágenes y están subvirtiendo el imaginario colonial de Occidente a través de sus prácticas? La fotografía es un medio que permite revelar historias individuales ocultas y memorias colectivas. Los artistas están utilizando mecanismos para acercarse a diferentes narrativas. Las prácticas artísticas están reclamando imágenes de lo que es África y cómo Occidente lo retrata de manera inherente, desde la fotografía etnográfica hasta la actualidad. La falta de materiales de archivo también requiere que los artistas utilicen imágenes ficticias en contra para traer una representación aguda del continente y más allá.

La conversación también trajo la idea del trauma, en el contexto de África y su representación. Y, en consecuencia, cómo los artistas trabajan cada vez más con el archivo al subvertir cierta representación en relación con la necesidad de liberarse también de los recuerdos del pasado y no llevar su carga en el proceso imaginativo de nuevos futuros y posibilidades.

Las obras de Shiraz Bayjoo (n. Mauricio, con sede en Londres) y Kiluanji Kia Henda (v. Angola, con sede en Lisboa y Luanda) contribuyen a las voces transnacionales de la diáspora y la negativa a encajar en estas representaciones coloniales de África. Y cómo a menudo los artistas son representados a través de lentes específicos por la mirada blanca. El papel de los artistas es, inevitablemente, navegar a través de esta opacidad para subvertir el aspecto de una singular "identidad y representación africanas de África" ​​para la mirada blanca. Lo que enlaza con la idea de desenmascarar identidades y "el consentimiento de no ser un solo ser" (Fred Moten, Black y Blur, 2017) dice Paul Goodwin, refiriéndose a esta idea de alejarse de la violencia epistemológica del colonialismo dentro del mundo del arte, y más allá.


Vocabulario de luces intermitentes: África y el Caribe


Giscard Bouchotte, Curadora, Pabellón de Haití 2019 / Jenny Feal, artista, Cuba / Sara Alonso Gómez, Cofundadora, Calle C | investigadora y curadora / Albertine Kopp, Directora, Caribbean Art Initiative / Gabriele Salmi, Co-fundadora, Calle C. Presentado en colaboración con Calle C y Caribbean Art Initiative.


Este panel de discusión permitió explorar algunos de los proyectos e iniciativas que se están llevando a cabo actualmente, así como fomentar nuevos modos de colaboración. El panel abrió la conversación sobre los vínculos históricos y culturales entre los dos espacios geográficos a través de la historia del comercio transatlántico de esclavos.

Proyectos como el de Calle C, fundado por los curadores y académicos Sarah Alonso Gómez y Gabriele Salmi, es un programa triangular de residencias artísticas, que forma parte de la plataforma ARTICHOK, que explora el arte local y las ecologías culturales entre el Caribe y el Congo y que posibilita nuevos diálogos Sur-Sur entre ambas regiones. El proyecto organiza predominantemente residencias de artistas con el objetivo de implementar y compartir nuevos horizontes de producción cultural y de conocimiento a través de discusiones y de trabajo colaborativo.


Otro colaborador del panel fue el artista Giscard Bouchotte, artista de Port-Au-Prince y curador de la exposición del pabellón de Haití de este año. Dio una visión general de las conexiones actuales dentro del Caribe y de la particular desvinculación y falta de conexión, entre República Dominicana y Haití, que son países vecinos, pero históricamente separados por metarrelatos nacionales/coloniales . Uno de sus proyectos principales incluyó una exposición que recorrió Haití, Senegal y Benin, conectando personas y lugares. Bouchotte forma parte de la Caribbean Art Initiative que “brinda oportunidades para que artistas, escritores y curadores del Caribe se comprometan con el mundo, y para artistas, escritores y curadores no caribeños dialoguen y se comprometan con el contexto cultural y la diversidad epistémica del Caribe”.


Ecologías de la Bienal en el continente.


Sara Alonso Gómez, Curadora, Bienal de Yango de Kinshasa 2020 | investigador / Sandrine Colard-De Bock, curadora, Lubumbashi Biennale 2019 / Elvira Dyangani Ose, Directora, The Showroom, Londres / Christine Eyene, Curadora, Casablanca Biennale 2020 / Moderada por Skinder Hundal, Directora, New Art Exchange, Nottingham, Reino Unido. Presentado en colaboración con New Art Exchange.


El panel de discusión abordo la importancia de la bienal para problematizar cuestión de urgencia. ¿Como a través de la organización orgánica de prácticas comunitarias y colaborativas con relevancia local a internacional, podemos contribuir en los diálogos Sur- Sur y Sur a Norte? ¿Cómo revisar el formato para contribuir a esto? ¿Cómo puede la Bienal convertirse en un espacio para la nueva producción cultural y de conocimiento que se puede ejecutar y alimentar en el contexto local e internacional? 

La bienal tiene la ventaja de ser independiente y liberada del control curatorial de la institución y de sus modos tradicionales de operación. 

Los paisajes actuales de las bienales en el continente cuestionan esta idea de su propia economía y cómo estos eventos temporales a gran escala están invirtiendo en la economía local, cuando se gestionan asimetricamente a nivel internacional. Desde los organismos de financiamiento provenientes de Europa y el continente, la estructura nunca es completamente independiente de la “ayuda de Occidente”, la idea de subvertir estos fondos compromete el deseo personal del curador de la bienal y de la comunidad sin seguir la agenda que trazan los financiadores. ¿Cómo nos alejamos de la financiación de aquellos que nos mantienen en la cima? Los curadores declararon que la inversión a nivel local es una declaración política y que la redistribución de los recursos, la inversión en capacitación y el empleo de personas locales, a largo plazo, y la inversión en espacios comunitarios era esenciales para romper esos lazos asimétricos de dependencia.


¿Cómo vemos a futuro el papel de esta mega bienales? Es importante ubicar la génesis de la bienal en el continente y en lo que se ha convertido hoy,  para revisar el cambio histórico que tuvo en el contexto de su creación y en la tergirversación de sus objetivos. Las bienales en el continente africano fueron el resultado de los movimientos de liberación e independencia, por ejemplo, el fin del apartheid. Las bienales tienen que ser un espacio de autonomía, de potabilidad de nuevos discursos, nuevos modos de producción y formas alternas de conectarse con los modelos occidentales de las bienales, en paralelo con la "precariedad como modelo de organización derivado de las prácticas comunales en la región", dice Elvira. Dyangani Ose.


Esta conversación también abrió al tema de la restitución de los artefactos africanos al continente y cómo la bienal podría convertirse en un catalizador en este movimiento actual que se está produciendo en Europa, especialmente en Francia con la investigación recientemente publicada de Benedicte Savoy y Felwine Sarr en noviembre del 2018.  Entender las bienales como una plataforma para volver a imaginar las narrativas que gravitan alrededor de los objetos, a fin de recuperar las historias perdidas de nuestros de nuestro pasado y memoria histórica para la construcción de metáforas sobre nuestros futuros.

Como telón de fondo del foro, se celebró la Bienal de Venecia, cuya ceremonia de apertura oficial tuvo lugar el sábado 11 de mayo.

La edición de este año de la Bienal de Venecia 2019, llamada May You Live In Interesting Times, fue curada por Ralph Rugoff, curador de la Galería Hayward en Londres. En mi opinión, la Bienal se sintió desarticulada con una falta de profundidad y conexiones entre las obras de los artistas y los modos de curación para comunicar en cómo el “formato” respondía satisfactoriamente a muchos “statements”. La Bienal simplemente se ha quedado corta, desfasada,  no ha reflejado los tiempos complejos y de múltiples vectores de problematización que estamos viviendo.

En referencia al título de la edición de este año, el curador afirma que "la frase, a la que los políticos y retóricos occidentales han hecho referencia durante más de 100 años, se basa de hecho en un malentendido. Aunque originalmente se creía que era una antigua maldición china, en realidad es un invento occidental ”. Y, en consecuencia, cómo la bienal reverbera la violencia colonial del pasado y de más de 100 años, sin reconocer los daños y traumas que provoca su legado hoy a nivel político, cultural, económico, social y ecológico.

Otro momento de absoluto desconcierto dentro de la Bienal de Venecia fue la exhibición del 'Barca Nostra', el bote que transportaba a 700 migrantes que viajaban desde Libia a Italia, que se ahogó en el Mar Mediterráneo en 2015, en el Arsenale, uno de los sitios principales de la Bienal.  Y esto también me hizo relacionarme con la muerte de Pateh Sabally, un hombre de 22 años de Gambia que se ahogó en el Gran Canal de Venecia en enero de 2017 mientras recibía abusos racistas y ninguna ayuda de testigos que lo observaban. Estos momentos realmente transmiten y revelan las condiciones de “nuestros tiempos" porque revelan la violencia que el mundo occidental ha ejercido a lo largo de la "historia" encubierta bajo retóricas de humanidad y democracia. Pero el mundo del arte ha decidido quedarse silente y en paz.  La desconexión inherente de la multitud que paseaba por las calles y los espacios de la Bienal era brutal, la instalación de la embarcación se terminó por normalizar. La dimensión colonial, política, simbólica de la embarcación africana en el mediterráneo no produjo nada. O esímuló solo criterios estéticos. Cuando el horror y el caos de esta crisis civilizatoria se convierten en una conversación de vanguardia hay que pensar que tenemos algunas cuentas y deudas por saldar.

Sin embargo, algunos de mis puntos destacados  dentro de la Bienal de Venecia son los espacios emocionales de artistas racializados presentes en la Bienal, desde los pabellones del Sur hasta las prácticas presentadas en los dos espacios principales, el Giardini y el Arsenale. Aquí hay una selección de dos:


La Embajada Aborigen por Richard Bell

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Bell es miembro de las comunidades Kamilaroi, Kooma, Jiman y Gurang Gurang, "que surgió de una generación de activistas aborígenes y se ha mantenido comprometido con la política de emancipación y autodeterminación de los aborígenes".

La Embajada de Carpa Aborigen es muchas cosas. Para la mayoría de los aborígenes es un símbolo de resistencia a la estructura de poder colonial que aún nos oprime, mientras que para algunos es una aberración abominable que trastorna su paradigma de amo / sirviente. Entonces, ¿qué demonios está haciendo Blackfellas al establecer una embajada en nuestro propio país? A nivel internacional, el movimiento fue visto como una señal de socorro de los pueblos aborígenes en la tierra ahora conocida como Australia. El descontento de Blackfellas con las políticas de asimilación en todo el país exigía trazar una línea en la arena. Esa línea en la arena es una obra de arte.


El proyecto de Richard Bell ha viajado por el mundo desde que comenzó en Melbourne en 2013. El proyecto es "un espacio público para imaginar y articular futuros alternativos y reflexionar, o volver a contar historias de opresión y desplazamiento". El espacio público está decorado con tres grandes carteles de protesta con lemas como "invasores blancos que viven en tierras robadas". Los espacios públicos son una carpa espaciosa donde Richard Bell aloja conversaciones que se conectan con preguntas locales de raza y política, otro espacio muy necesario en el contexto de la Bienal. Bell solicitó ser parte del pabellón de Australia este año y fue rechazado. La presencia de la Embajada Aborigen es, por consiguiente un acto de resistencia contra el borramiento de esta narrativa dentro de la historia y la representación de lo que se construyó sobre la llamada Australia.

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La actuación Nude Me / Under the Skin: El despertar de la visibilidad de las mujeres negras por Enam Gbewonyo, organizada por Arts Territory como parte del programa The Palace of Ritual.

Su actuación hablaba de “la sensualidad, así como la elasticidad y maleabilidad del cuerpo humano. Representa las muchas formas de esclavitud que restringen a la mujer negra para que se ajuste a un molde que no es para ella ”. El movimiento de la artista de Ghana traza a lo largo de la actuación una relación con el cuerpo como un espacio de memoria, certidumbre, actúa como un proceso de curación, una pieza que se mueve intensamente por su belleza y semántica y por la conversación que trae dentro del discurso, haciéndose eco de otras partes de la Bienal.


¿Cómo ha decidido la escena artística inscribirse y retratarse en la lógica de la contemporaneidad?

Ciertamente hay desesperación dentro del mundo del arte de estar dispuesto a ser relevante y conmovedor de la macro narrativa de la contemporaneidad. Aconsejaría a los visitantes de la Bienal de Venecia que vivieran bienales fuera de la burbuja occidentalocentrica, como la edición de la Bienal de Sharjah de este año, Leaving the Echo Chamber, que ha captado de manera brillante aspectos relevantes de nuestro tiempo a través de tres exposiciones curadas y un programa de actuaciones de Zoe Butt, Omar Kholeif y Claire Tancons. La temática de la bienal fue sobre los tiempos de desinformación, noticias falsas, periodismo vicioso y manipulador con el que estamos lidiando todos los días. El programa estimuló de manera aguda el alma, dejando a los visitantes inspirados y renovados sobre dónde actuar a continuación: aquí es donde debe destacarse el papel de la bienal,  a través de la proliferación de la nueva producción cultural y de conocimiento como un acto de desafiante para imaginar y crear nuevas metáforas sobre nuestro futuro. 


Si se supone que la Bienal de Venecia es "una de las mejores bienales para el mundo del arte", un evento que el mundo occidental considera el lugar para presentar "las mejores prácticas de nuestro tiempo", entonces, en mi opinión, la Bienal de Venecia Todavía tiene un largo camino por recorrer



HEY 

C’MON 

COME OUT 

WHEREVER YOU ARE

WE NEED TO HAVE THIS MEETING

AT THIS TREE


AIN’ EVEN BEEN 

PLANTED 

YET 


June Jordan, 

“Calling on All Silent Minorities”


Useful links


For more information about the AAVF and Africa Art Dialogues and find out about the full programme from this year’s edition - http://www.aavforum.com / https://sites.google.com/view/africanartdialogues/home 


For more information about the Venice Biennale, the exhibitions and national pavilions - https://www.labiennale.org/en/art/2019 


African perspectives at the Venice Biennale / Focus Venice 2019 edited by online platform Contemporary& and the list of South pavilions - https://www.contemporaryand.com/tag/focus-venice-2019/  / https://www.contemporaryand.com/magazines/african-perspectives-at-venice-2019/


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¿Que es Miles Davis?

¿Que es Miles Davis?

Por Fabián Villegas.

Es de una insensibilidad monumental acercarse al jazz a través de Kenny G, dijera un amigo boricua, salsero de corazón, jazzista de vocación, “no hay nada más puñetero en la historia de la música que la música de Kenny G”. Kenny G es quizá una metáfora precisa de todo el universo cultural, identitario, experiencial, estético del que las industrias culturales han despojado al jazz los últimos 35 años. Hace 3 días fue el aniversario de Miles Davis, no quiero caer en ningún atrevimiento, pero probablemente ha sido el músico que mayor “comezón neuronal” le ha producido al jazz. Bien dice Brent Hayes Edwards en su libro Epistrophies que de Miles Davis no se ha escrito lo suficiente, o no se ha escrito con el rigor intelectual que lo amerita. Miles Davis ha sido un rehén discursivo al que las editoriales y los lenguajes curatoriales acuden, nombran para legitimar cualquier tipo de desafío estético en la contemporaneidad..

Desde la pintura de Toyino Ojih Odutola, hasta la poesía de Yrsa Daley Ward han sido curadas en asociación a la espontaneidad febril, la intimidad asfixiante y la horizontalidad acontecimental de la música de Davis.

Todo ha parecido descifrable, todo ha sido decodificado, pensemoslo de una forma más honorable, todo ha sido interpretado! Del Bebop de Dizzy Gillespie, y Charly Parker adornado en los rincones de los pupitres de la afrocubanidad, a la revuelta silenciosa del Hard Bop en Coltrane, y Paul Chambers, hasta el análisis estético del jazz modal y la representación de un nuevo imaginario racial.

Sin embargo Miles Davis, parece fugarse. Con KInd of Blue, Sketches of Spain, Milestones se vuelve a escapar de toda determinación conceptual.

Hace algunos meses cuando tenía que definir la literatura de Amos Tutuola, lo hacía diciendo “Amos Tutuola es el Miles Davis de la literatura nigeriana, el más calle, con una genialidad más sucia, menos técnica, con un ímpetu más itinerante, con una superstición indescifrable”.

Hoy pienso lo mismo, quién es Miles Davis? Sino el Amos Tutuola del jazz, el mas calle, con una genialidad más sucia, menos técnica, con un ímpetu más itinerante, con una superstición indescifrable.

Larga vida.

Feliz Aniversario.

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Arroz con Mango; 10 Libros para leer el Caribe.

Arroz con Mango; 10 Libros para leer el Caribe.  


Si se trata de hacer una cartografía de pensamiento crítico en el Caribe existe un universo de libros, autoras, autores y publicaciones que podemos contemplar para dicha selección.

Es una realidad que adolecemos de grandes lagunas sobre pensamiento crítico en el Caribe, o bien reciclamos los lugares comunes y nos conformamos con las referencias bibliográficas que la latinoamericanidad criolla ha instalado como “buena caribeñidad”.

Pensar El Caribe, es pensar en un enclave histórico y fundacional de genealogías de pensamiento crítico transcontinental, que permitió redefinir las luchas anti coloniales, la lucha antirracista, la reconceptualización de procesos diaspóricos, la articulación del pensamiento panafricanista, la resemantización de la negritud, la resemantización en las luchas de independencia, la disputa contranarrativa por las representaciones e imaginarios poscoloniales a escala global.

Para (Insularidad) el Seminario Internacional de Contranarrativas, Cartografía del pensamiento crítico en el Caribe; Diáspora, negritudes y melancolías poscoloniales, hicimos una selección, aquí les compartimos 10 títulos de nuestra lista.


Jamaica Kincaid / Talk Stories/ Editorial FSG 2002. (Antigua)

Jamaica Kincaid / Talk Stories/ Editorial FSG 2002. (Antigua)

Frantz Fanon / Piel negras, mascaras blancas. / AKAL 2009 (Martinica)

Frantz Fanon / Piel negras, mascaras blancas. / AKAL 2009 (Martinica)

C.R.L JAMES / Los Jacobinos Negros. / Fondo de Cultura Económica 2006 (Trinidad y Tobago)

C.R.L JAMES / Los Jacobinos Negros. / Fondo de Cultura Económica 2006 (Trinidad y Tobago)

Sylvia Winter / No Humans involved / Peepal Trees Press 2012. (Jamaica)

Sylvia Winter / No Humans involved / Peepal Trees Press 2012. (Jamaica)

George Lamming/ In the castle of my skin/ Penguin 2008 (Barbados)

George Lamming/ In the castle of my skin/ Penguin 2008 (Barbados)

José Luis Gonzalez / El país de los 4 pisos / Ediciones Huracán 2006. (Puerto Rico)

José Luis Gonzalez / El país de los 4 pisos / Ediciones Huracán 2006. (Puerto Rico)

Edwidge Danticat / Create Dangerously; The inmigant artist at work / Vintage 2011 ( Haiti)

Edwidge Danticat / Create Dangerously; The inmigant artist at work / Vintage 2011 ( Haiti)

Paul Gilroy / Postcolonial Melancholia / Columbia University Press (2006) Inglaterra/ Guyana.

Paul Gilroy / Postcolonial Melancholia / Columbia University Press (2006) Inglaterra/ Guyana.

Aime Cesaire / Discurso sobre el colonialismo / AKAL 2009. (Martinica)

Aime Cesaire / Discurso sobre el colonialismo / AKAL 2009. (Martinica)

Kamau Brathwaite / Middle Passages / New Directions 2004 ( Barbados)

Kamau Brathwaite / Middle Passages / New Directions 2004 ( Barbados)

Maryse Conde / The journey of a caribbean writer / Tropos  2018

Maryse Conde / The journey of a caribbean writer / Tropos 2018

Recordando a Walter Rodney / Condiciones Multidimensionales.

Recordando a Walter Rodney / Condiciones Multidimensionales.

Por Bocafloja.

Incluso en términos Geo-políticos, el imaginario de las "americas" excluye deliberadamente a países como Belice, Guyana, Surinam de su ecuación. La solidaridad ficticia en el contexto de la miserable hispanidad se expresa en cada trazo que invisibiliza a los "vecinos distantes", a esas entidades de una otredad lejana a las aspiraciones de las "nuevas españitas" y sus principitos latinizados. 

La producción de conocimiento colonial y eurocéntrica genera por ende la producción de "héroes" cómodos para la misma agenda histórica, política y cultural.

Walter Rodney es mucho mas que un personaje relevante en la historia de Guyana o del caribe anglo parlante, ya que es sin duda una figura que ademas ejecutar uno de los análisis mas puntuales con respecto al colonialismo y su impacto abrasivo en la condición económica actual de los países empobrecidos,  ayudó a redefinir el rol de los espacios académicos a través de la socialización de un conocimiento coherente al cuerpo del oprimido, no solo incluyéndolo en un espacio históricamente excluyente sino priorizando su aportación en el propio currículo.

Para el el salón de clases no tenía ningún sentido si los considerados parias por la estructura de poder no estaban presentes en el aula.

Vamos a dejar que la poesía y la música fluyan y cuenten mejor la historia, aquí un pequeño tributo al trabajo de  Walter Rodney , el cual tuve oportunidad de entregar directamente a su familia en un par de ocasiones en las que cordialmente me han invitado a compartir con ellos.

Publicado originalmente en: www.sociedadcimarrona.com

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ROMA: En blanco o en prieto, espejo del colonialismo interno mexicano.

ROMA: En blanco o en prieto, espejo del colonialismo interno mexicano.

Por Fabián Villegas

Dice la leyenda que las redes operan bajo una perversidad ideológica donde prima un imperativo moral para politizar e intelectualizar lo más irrelevante, y una moral selectiva para olvidar con indiferencia lo más relevante.


Anoche finalmente tuve la oportunidad de ver Roma de Alfonso Cuarón, no sin antes haber estado expuesto al tráfico de comentarios alrededor de la película. Roma en términos de manufactura estética es impecable, narrativamente abre muchas conversaciones en distintos relieves y en distintas densidades, sin embargo la conversación central parece haber quedado fuera de los ánimos del editorialismo presuntamente “crítico”, y del subordinadamente complaciente. De ese editorialismo que o se quedó obstinado en desacreditar la narrativa por ser el ejercicio testimonial de un mexicano ultra blanco con privilegios endémicos, o ese otro editorialismo que desde una perspectiva ultra blanca desracializo las opresiones y celebró la película como un documento de denuncia contra “la violencia de género”. Hasta el editorialismo que llegando tarde a las representaciones e imaginarios del multiculturalismo liberal confundió en la portada de VOGUE conquista política con representatividad, políticas de igualdad racial con disputa simbólica.


Roma abre intencional, indirectamente o por omisión una conversación sobre los vectores de opresión múltiple que constituyen el trabajo doméstico en un país que como el resto de Latinoamérica y Caribe se construyó agresivamente sobre estructuras y lógicas de colonialismo interno y racismo institucional.

En ese sentido las reflexiónes sobre Roma son insuficientes cuando se quedan estacionadas únicamente en la conversación sobre trabajo doméstico y derechos laborales. En la sociedad mexicana como en toda la región la división del trabajo es fruto de procesos históricos de estratificación racial, es en esa misma estratificación que el trabajo doméstico representa una expresión cabal de las profundas desigualdades raciales por antagonismo colonial sobre las que se construyeron estos estados nación..

Si en otros contextos la “ciudadanía” era una categoría de identidad jurídica, desde su fundación en México la ciudadanía ha tenido un correlato civilizatorio de blanqueamiento y desracialización “forzada”, al que solo se podía accesar de manera jerarquizada asimilandose en el paradigma de la “subjetividad mestiza”. La ciudadanía pasó a ser el espacio material donde reside la subjetividad mestiza, y la subjetividad mestiza el espacio ético y estético donde reside el imaginario nacional de la ciudadanía.

Del México del siglo XIX al México posrevolucionario y del México del 71 de Roma,  al México del 2018, no ha habido cambios estructurales en las condiciones sociales de existencia de las millones de Cleo. El marcador racial sigue siendo el marcador central sobre el cual Estado mexicano crea relaciones contractuales de ciudadanía. La dimensión socio jurídica del marcador racial sigue produciendo efecto y materialidad social, inferiorización sustantiva, precarización, desigualdad de renta, brecha salarial, cooptación de derechos políticos, criminalización y violencia sistémica. Todo ese proceso de desplazamiento y migración forzada del campo a la ciudad durante el periodo de industrialización refuncionalizó las lógicas y estructuras pigmentocráticas de posicionalidad colonial.


Sobre el cuerpo de  Cleo, Libo, Fermín y Paco se inscriben todas esas prácticas y narrativas ominosas de racialización que han relegado a la poblacion indigena históricamente a servidumbre de las haciendas neocoloniales en la “ciudad” y en los enclaves mestizos, que transitan del trabajo doméstico, a la albañilería, del trabajo de limpieza a vigilante de seguridad privada. De los narrativas racistas de la falta de higiene, a las narrativas racistas sobre la cursilería y el mal gusto, de las narrativas racistas de la ingenuidad e ignorancia, a las narrativas racistas sobre el salvajismo y la violencia, de las narrativas racistas del sujeto pre moderno en la comunicación “ciudadana”  a las narrativas racistas del cuerpo indígena como un cuerpo deshumanizadamente asexuado.

En Roma hay antagonismos históricos irreconciliables, en los que el ejercicio testimonial y la “humanización” de asimetrías y desigualdades problematizan mucho la narrativa final de la película. No quiero caer en obviedades, hay dos lados de la moneda, quien se cree que es justa/o y humana/o con su trabajadora doméstica por no uniformarla, por permitirle convivir con la familia, por llevarla a la plaza, llevarla en las vacaciones, y  apadrinarle un entierro en San Martín Texmelucan. Y quien del otro lado de la moneda conoce perfectamente en cuerpo propio el desprecio, los prejuicios, el asco, la inferioriozación que ha reproducido históricamente la cultura moral de la familia blanca mexicana (latinoamericana).

Esa fundación familiar de sesgo colonial que te compra cucharas aparte, te habilita un baño de servicio aparte, no te sienta a comer en la mesa, menos cuando hay invitados “blancoimportantes”, te asigna un dormitorio fuera de la casa, no te permite recostarte en sus camas, te paga una miseria, te despierta temprano para que limpies las escaleras, no te permite visitas de nadie, y te despide después de 7 años sin un mínimo de derechos laborales.

Lo central es que los dos lados de la moneda no son de orden moral, sino estructural, arraigados históricamente a profundos ciclos de desigualdad racial en una sociedad que encubre desigualdades, violencias, opresiones y asimetrías raciales  bajo el relato nacional de lo mestizo.

No hay forma de que pensemos nuestra “mexicanidad”, sino como una fantasía de igualdad creada por las élites blancas para encubrir las grandes desigualdades raciales por antagonismos coloniales históricos.

A este nuevo liberalismo que descubrió hace unos meses que existe el racismo en México, le hace falta reflexionar mucho sobre el colonialismo que nos habita en el país, solo desde ahí la conversación puede ser potable, productiva y transgresora.

No quiero comentar más sobre la película, les invito que la vean. Si me tengo que quedar con una imagen, me quedo con Cleo siempre limpiando el teléfono antes de pasárselo a la ”señora de la casa”, y el ciclo histórico de violencia obstétrica ejercido institucionalmente, como una política de estado sobre la mujer indígena.

Dice la leyenda que no es lo mismo representar que retratar, ni ninguna de las dos son lo mismo que narrar.

Ahora nos toca ver el ejercicio testimonial de Cleo.


Imagen extraída de la película ROMA. Fotógrafo Galo Olivares

Imagen extraída de la película ROMA. Fotógrafo Galo Olivares

Imagen extraída de la película ROMA. Fotógrafo Galo Olivares

Imagen extraída de la película ROMA. Fotógrafo Galo Olivares

Imagen extraída de la película ROMA. Fotógrafo Galo Olivares

Imagen extraída de la película ROMA. Fotógrafo Galo Olivares

Imagen extraída de la película ROMA. Fotógrafo Galo Olivares

Imagen extraída de la película ROMA. Fotógrafo Galo Olivares

Recordando a James Baldwin. Sin nombre no hay aniversario luctuoso.

Recordando a James Baldwin. Sin nombre no hay aniversario luctuoso.

Fragmento de “Nadie sabe mi nombre”.

Por James Baldwin.

"Cuando alcanzamos el fin de aquella larga manzana, nos encontramos en la ancha, sucia y hostil Quinta Avenida, frente a aquel bloque de pisos que pende sobre la avenida como un monumento a la insensatez y la cobardía de las buenas intenciones. Por toda la manzana, los enterados sabemos que hay inmensos huecos de humanidad, como cráteres.

Los huecos no los han creado solamente los que se han marchado, inevitablemente a algún otro ghetto; o los que han subido, casi siempre hasta una acrecentada capacidad de odiarse y engañarse a sí mismos; ni tampoco por los que, de resultas de lo que fuere (la Segunda Guerra, la guerra de Corea, la pistola o la macana de un policía, una lucha entre pandillas, una pelea en la calle, un ataque de locura, una sobredosis de heroína, o simplemente un agotamiento más que natural), están muertos. Hablo ahora de los que quedan, y hablo sobre todo de los jóvenes. ¿Qué hacen? Veamos. Algunos, una minoría, son fanáticos de alguna iglesia, miembros de las más extremas entre las sectas protestantes. Muchos más, muchos, son «musulmanes», por afiliación o por simpatía, lo cual quiere decir que no les une nada más (ni nada menos) que el odio hacia el mundo blanco y sus obras. Están presentes, por ejemplo, en toda reunión callejera de propaganda del lema «Compra lo Negro» —reuniones en las que el orador incita a sus oyentes a dejar de comerciar con los blancos y a establecer una economía separada. Ni el orador ni los oyentes pueden hacerlo de ningún modo, ya que los negros no son dueños de la General Motors, ni de la RCA, ni del A & P, ni son dueños de nada más que de una muy insuficiente porción de lo que hay en Harlem (los que, en efecto, son dueños de algo están más interesados en su provecho que en sus compañeros). Sin embargo, aquellas reuniones callejeras sirven para conservar vivo en sus participantes un cierto orgullo de amargura sin el cual, por muy fútil que pueda ser la amargura, apenas lograrían seguir viviendo. Muchos han renunciado…”.

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Foto por Jamel Shabazz.

Foto por Jamel Shabazz.

"NOOR", El nuevo álbum de Bocafloja.

“NOOR”, El nuevo álbum de Bocafloja.


Por Fabián Villegas.


Hace aproximadamente un año conversaba con Bocafloja sobre “footnotes”, un video corto que realizó Jay Z,  sobre masculinidad, amor propio e inseguridad, en el marco de su último álbum 4:44. A mi lo que me llamó particularmente la atención fue una especie de “estética” del ejercicio testimonial, “estética” de la confidencialidad  para abrir una conversación, por demás urgente y necesaria, como dijo Thelma Golden en 1998: “desde este borde de la frontera”, para referirse a masculinidades racializadas.


Cuando salió el video de “luz” el single del recién lanzado álbum “Noor” de Bocafloja, no pude evitar pensar sobre la “oxigenación” narrativa que le dan los ejercicios testimoniales a algunos proyectos creativos, y esto no por el criterio moralino de hacerlos más honestos, sino por la  simpleza que tienen para abrir conversaciones, la simpleza con la que le quitan algunos candados a algunas reflexiones. Mucho del cuerpo de trabajo de Bocafloja ha estado orientado a nombrar antagonismos coloniales, desigualdades raciales, disputar imaginarios y narrativas decoloniales. Pero, una cosa es hablar de estas pautas desde un campo estrictamente ideológico, y otra desde el ejercicio de una experiencia corporal, contada y narrada en primera persona. Como decimos, eso es otra cosa, esos son otros 20 pesos.


Luz me dio un feeling melancólico, totalmente distinto al hype anímico al que Bocafloja acostumbra a tener a su público a través de su música. Si “Patologias del Invisible Incomodo” es una metáfora a un final unapologetic de una película de Melvin Van Peebles y “Cumbe” la radiografía utópica de un tren sin frenos de Zanzibar a Varanasi, y de Ciudad de Mexico a Republica del Saharaui, narrado por un Amiri Baraka de Santa Martha con destino a un futuro 2060. “Noor” es el final de “Luz de la luna”, eso que decía Paul Gilroy donde toda reflexión sobre el cuerpo en el Sur global es una melancolía poscolonial.

“Noor” es definitivamente un álbum maduro musical y líricamente, excelentemente trabajado, impecablemente logrado.

Un caudal de potabilidad, en medio de una escena regional que se agota en rimar “hoyo con caldo de pollo”, como proeza estética e intelectual.

El uniforme de rapero latinoamericano hace muchos años le quedó apretado, el hombre de la boca floja está de vuelta. “Noor” Enhorabuena.

Disfrútenlo.


Las recomendadas en primera persona: Arde, Zacarías, Azul, Maghreb, Luz.


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El río fantasma.

El río fantasma.

Por Alicia Medina.


Cuentan las leyendas que en aquel tiempo la viruela, la diarrea y la desnutrición se confundían con maleficios, las desapariciones forzadas  con la venta de almas; era tierra de contrabando  las almas no escapaban al trasiego.

Ver los  muertos desandar a las 8 de la noche era normal. Tierra de militares, el comienzo de la  “patria”  con cañones enfilados en dirección oeste y misterios volando de un país a otro como si fueran un mismo lugar.

 Un día alguien aprendió algo nuevo:

“Es necesario que la modernidad llegue a este pueblo”,  expresaba  el gobernador de turno, "necesitamos que nos conozcan,  este pueblo necesita dar otra cara al país, la modernidad ha llegado con nosotros: vamos a sustituir  las casitas de barro y madera por unmodernismo complejo de casas esto gracias a nuestro excelso, excelentísimo señor presidente”.    

 Como pólvora se regó el comentario en el pueblo, aquello fue un alboroto,  una comunidad falto de emociones y atravesada por la carencia. Todos querían una casa “moderna “.

 Ya en el parque habían largas filas para anotarse y ser beneficiado con una vivienda, los tiempos “modernos” habían llegado, entre el alboroto y los empujones se les informó  que solo 40 familias se beneficiarían del moderno complejo de apartamentos.  Aquello fue una mala noticia igual que la información del lugar donde iban a construir las 40 viviendas.

 Para los ancianos de la comarca  el hecho dejó de ser atractivo, vaticinaban una  tragedia.

“un día tomará su camino  y pobre del que este cerca” sentenciaban desde las puertas de sus casitas de barro.


 Generaciones completas  nunca  lo vieron  pasar, pero, las evidencias estaban allí: cada cierto tiempo se  escuchaban los tres tiros y a lo lejos las tres piedras enormes que decoraban el inhóspito lugar.

 Cuentan las lenguas que vivieron el episodio.  que el día de la inauguración del “Moderno complejo de casas” el dictadorzuelo de turno se  desmayó al ver el  caserío construido en el cauce del río fantasma. 

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RECORDATORIO CON AMOR PARA VIEJOS Y NUEVOS COLONIALISTAS.

12 de Octubre. ¡Nada que celebrar!

La descolonización no es una metáfora ni un meta relato del pasado.

La descolonización no es un fetiche ideológico.

El colonialismo de 1492 se refuncionalizo en el colonialismo interno producido por los Estados Nación, Estados independientes.

El Estado Nación es un proyecto colonial.

Toda identidad nacional incuba imaginarios coloniales.

El paradigma del mestizaje fue construido como un dispositivo ilusorio de igualdad para encubrir las desigualdades raciales por antagonismo colonial.

Todo colonialismo tiene como correlato estructuras y lógicas extractivas.

No puede haber descolonización sin cambiar las lógicas de posicionalidad, asimetría por jerarquización racial.

La descolonización no es una práctica performativa, ni un sinónimo de “deconstrucción”.

No hay descolonización sin la construcción de estructuras de igualdad racial.

No hay descolonización epistémica sin cambiar los procesos de estratificación racial al interior de la producción de conocimiento. ¿Quién produce conocimiento, donde se produce conocimiento, quien recibe ese conocimiento y a través de que canales se socializa ese conocimiento?

No se descoloniza por nombrar la descolonización si el espacio de enunciación esta sostenido sobre lógicas y estructuras de posicionalidad colonial.

La descolonización no es un ornamento retorico sino un proyecto en disputa orientado a revolucionar materialidad social y condición social de existencia de sujeto/as racializado/as

La descolonización no es una narrativa folclorista, ni los grupos racializados son objetos de museo, o representaciones coloniales del “pasado” asociadas a abstracciones de “ancestralidad”.

La descolonización no es una patente ni es propiedad intelectual de nadie ni de ningún curriculo académico.

La descolonización es un proyecto transversal, interseccional orientado a transformar el paradigma civilizatorio.

Por Fabian Villegas

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La Negrada: Anti negritud debajo de la lógica de la "visibilidad".

La Negrada: Anti negritud debajo de la lógica de la "visibilidad".

Por Ebony Bailey.
 

Cuando escuché por primera vez acerca de La Negrada, la primera película de ficción con un elenco "afroamexicano" lanzada a principios de este año, estaba emocionada. Finalmente, una película que visibiliza una comunidad que históricamente ha sido borrada de la identidad nacional de México. Pero después de leer una entrevista en La Jornada, donde el director, Jorge Pérez Solano, llama a los negros mexicanos "salvajes", mi entusiasmo se vino abajo.

"Los tonos de piel que utilízo en la película no llegan al grado de ser totalmente del negro que me hubiera gustado. Me dijeron que si entraba más profundo podría haber encontrado más negros pero son más salvajes. Quizás la próxima vez lo haga, allí los llaman azules o rojos porque a cierta hora parecen brillar con esos colores; muy bonito. Pero eran demasiado tímidos o demasiado salvajes y ni siquiera querían que me acercara a ellos, o me dijeron que estaban demasiado avergonzados ". Extracto traducido de la entrevista en español del periodico La Jornada.

Vi la película y sentí que los comentarios del director se reflejaron en la película. En un intento por representar la inclusión de la negritud en México, la película en realidad hace lo contrario: exótiza y diversifica los tonos de piel negra y las experiencias negras. La negritud se usa como apoyo, como una broma. Los acentos costeños de los actores se presentan como "divertidos" para las audiencias mestizas.

La película cuenta la historia de un "queridato", un hombre que tiene una esposa y una novia, su "querida". El machismo casual en la película me hizo sentir incómodo. Cuando el personaje principal habla sobre las mujeres en su vida, la audiencia en mi teatro se rió, un testamento de la normalización de la violencia hacia las mujeres afro-mexicanas.

Aunque en realidad no hay signos de racismo "descarado" en la película, reproduce ideas coloniales que han existido alrededor de los negros durante siglos, siguiendo una tradición de la incómoda relación de México con la negritud. Los afro-mexicanos son retratados como un sujeto antropológico más que como un pueblo con su propia determinación.

Del mismo modo, muchos afro mexicanos aquí en México han denunciado la película, diciendo que reproduce los estereotipos que la comunidad afromexicana ha luchado por borrar. 
Las personas afromexicanas merecen una película que represente los matices y las complejidades que conlleva ser negro. 

La negritud no es monolitica, y puedo entender la euforia que alguien de La Costa Chica puede sentir al ver a su comunidad en la gran pantalla. En un país donde el movimiento Afro está tan fuertemente envuelto en la visibilidad (los afro-mexicanos aún no están representados en la Constitución Nacional), es fácil ver cómo esta película puede representar un hito. Pero cuando miramos un poco más profundo, quizás podamos tomar esto como una lección de que no toda la visibilidad es buena visibilidad.


Publicado originalmente por: mujeresenmedio.org
Traduccion: Chela Arizandieta.

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Nostalgia de Frantz Fanon.

Hace par de días (20 de Julio) fue el aniversario de nacimiento de Frantz Fanon, y con esto lo recordamos.

¡Ohcuerpo mío, nunca dejes de preguntarme algo!

Larga vida a la lucha, la lucidez, y todo el legado.

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Anthony Bourdain. Salud mental y Masculinidad.

Anthony Bourdain. Salud mental y Masculinidad.

Por Fabian Villegas

 

Recuerdo que paradójicamente la primera vez que participe en una conversación desprejuiciada sobre salud mental y masculinidades fue en Puerto Rico en el 2013, en un taller donde discutimos asuntos de colonialidad y construcción de masculinidades no hegemónicas, y no eurocéntricas, asunto complicado cuando todas las referencias analíticas y conceptuales para hablar de masculinidades no hegemónicas son profundamente blancas y coloniales.

Uno de los ejemplos que tomamos como referencia fue el caso de Grecia y los alarmantes casos de problemas de salud mental en los hombres, asociados al desempleo, consecuencia de la coyuntura de la crisis económica del 2007. La discusión obviamente nos llevó a hablar de 20,000 temas, masculinidades y alcoholismo como un problema alarmante de salud pública en los contextos rurales, masculinidades, vulnerabilidad y sistema penitenciario, masculinidades, relaciones interraciales e imaginarios coloniales, masculinidades, desempleo y salud mental.

Fue interesante identificar que solo a través de aquella perspectiva materialista que asocia los síntomas a los vectores de opresión múltiple, fue que se pudo abrir una conversación testimonial sobre masculinidad, y vulnerabilidad, masculinidad y salud mental, masculinidad y salud emocional. Tenemos una profunda resistencia a exponernos públicamente como vulnerables, susceptibles, y a dialogar abiertamente sobre salud mental, las razones son obvias y no tan obvias.

Por un lado el paradigma patriarcal exige mandatoriamente que el lugar discursivo del hombre es escapar públicamente del lugar de la afección, asume incluso que como hombre complejizar sobre nuestra propia salud emocional, salud mental es una castración, un trastorno, una debilidad, que erosiona el significante masculino. Ahora bien si ese significante masculino esta racializado o periferizado, la cuestión se complica, se estigmatiza de una forma aún más negativa que ocupe ese lugar de la afección.

Por otro lado es una realidad que el tratamiento institucional y la perspectiva epistémica sobre salud mental de forma general en nuestros países es peor que lamentable, una desgracia analítica, una vergüenza científica que no articula “síntomas” con materialidad social y condiciones sociales de existencia.

 Por un lado es un reduccionismo “clínico” que asume que las causas de todo síntoma son exclusivamente orgánicas, ancladas a una lesión “objetiva”. Por otro lado es un reduccionismo epistémico en el sentido “terapéutico”, cuando hace de la identidad del paciente un sujeto ahistórico, desarticulado de cualquier relación histórica, geopolítica, corpo-politica.

El que las causas del síntoma sean reducidas en su mayoría exclusivamente a una cuestión orgánica, o una lesión objetiva, y no una cuestión asociada a materialidad social y a condiciones sociales de existencia refuerza los estigmas culturales que asocian la salud mental a la representación de trastorno e irracionalidad.

Lo paradójico es que la misma Organización Mundial de la Salud, que reconoce la interseccionalidad de la salud mental, en bienestar emocional, psicológico y social, sea incapaz de identificar la transversalidad de la salud mental con las condiciones sociales de existencia, correlatos de dominación y vectores de opresión múltiple.

Si no se dimensiona desde ese espectro, el famoso síndrome norafricano de Fanon sería algo anecdótico, la depresión de migrantes Paquistanies en España, hubiese sido una simple estadística y no un problema gravísimo de salud pública, el incremento de la ansiedad y el pánico en el México necro político no sería uno de los primeros problemas de salud mental de los últimos 12 años. La Grecia postcrisis no hubiese pasado de ser el país con el índice más bajo de suicidios en Europa a ser el número uno, y en Europa no se hubiese nombrado ese incremento en el índice de suicidios como suicidios económicos.

El tabú y el estigma no son privativos de la gente, son resultado de los estigmas culturales, morales que se reproducen institucionalmente sobre salud mental en la agenda pública.

Nos urge entender también la salud desde otro dialogo civilizatorio comprometido con la transversalidad de la cultura y el pensamiento crítico, esa es la única oportunidad que tenemos para desestigmatizar padecimientos, politizar identidades, oxigenar más el cuerpo y hablar más de circunstancias y no de enfermos y enfermedades.

En ese sentido poner de relieve el carácter eurocéntrico, colonial, racista, y epistemicida de la psiquiatría, psicología, o terapia psicoanalítica no significa pensar que la salud mental es un privilegio racial, un problema del primer mundo, blanco y hegemónico. Por el contrario implica politizar y contextualizar la conversación entendiendo que las posibilidades de atravesar por problemas de salud mental/emocional son mucho más factibles en contextos y países más pobres y periféricos, donde las condiciones sociales de existencia articulan más vectores de desigualdad y opresión. Sea esto por razones de violencia, desempleo, acoso, desplazamiento, inseguridad, guerras, genética, estatus socio económico, dominación, relaciones de poder o conflicto social.

El 75 % de los problemas de salud mental en el mundo se concentran en los países del tercer mundo, lo aberrante es la poca atención y seriedad en términos de inversión e investigación que estos Estados le dan a la salud mental.

El activista y abogado nigeriano Sangu Delle menciona como en todo el continente africano se destina solo alrededor del 1% del presupuesto para la salud mental, o como en Nigeria existen menos de 200 psiquiatras para un país de 190 millones de habitantes.

Para decirlo cabalmente desestimamos el diagnóstico sobre salud mental entre muchas razones por no estar asociado a materialidad social, o a condiciones sociales de existencia, pero bajo esa misma perspectiva cometemos el error de desestimar nuestros propios problemas de salud mental pensando que no son una prioridad, que no podemos darnos el lujo de resolverlos, pues nuestra prioridad son los problemas asociados a “nuestras condiciones sociales de existencia”. Un ciclo y espiral complejo.

Escribí esta nota a propósito de Anthony Bourdain, obviamente manteniendo las diferencias entre él y el cuerpo del análisis. De su vida personal no se mas allá de dos libros magníficos que tuve oportunidad de leer, y un programa de televisión bastante entretenido. En fin, ese no es el punto.

Mucha luz y larga vida campeón.

Es una oportunidad para desclosetizar los problemas de salud mental, para no vivirlos en estigma, soledad o vergüenza, cambiemos la narrativa.

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Chocolate Remix: Reggaeton, apropiacion cultural y extractivismo estetico.

Chocolate Remix: Reggaeton, apropiacion cultural y extractivismo estetico.

Por Fabian Villegas.

Con el ánimo de potabilizar una discusión que parece incompleta, selectiva y complaciente, debería empezar por afirmar que nunca había escuchado la música de la reggaetonera argentina Chocolate Remix. Estaría de más decir que me resulto una experiencia bastante desagradable, pero el que me resulte desagradable a mi o no, no es lo relevante ni como juicio estético ni como apreciación cultural. Chocolate Remix es conflictiva en la medida que es el resultado de un proceso cada vez más agresivo de apropiación cultural en la industria cultural de Latinoamérica. Los procesos de apropiación cultural son tan viejos, como los primeros espirales de producción, circulación y mediatización cultural. Para decirlo a cabalidad no hay posibilidad de que pensemos industria cultural al margen de procesos históricos de apropiación cultural y extractivismo estético. Del rock, al jazz, del jazz al tango, y del tango al flamenco, todos estos, solo por mencionar algunos ejemplos, se han erigido sobre estructuras y prácticas de apropiación, robo, despojo, “desahucio”, invisibilidad de los grupos racializados y de su propia producción y experiencia cultural. A la experiencia negra de los Estados Unidos le robaron el jazz, le blanquearon el imaginario del rock, a la población negra del río de la plata la borraron del tango como patrimonio ideológico de Estado, y al flamenco cada vez más le han cortado el cordón umbilical con la experiencia diasporica gitana y árabe. Para hablar de apropiación y blanqueamiento de ciertas prácticas culturales en el Siglo XXI no es necesario voltear a los casos anecdóticos de The Original Dixieland Jass Band, Elvis Prestley, o Pepe Marchena, hace falta solo echar un vistazo a todo lo que se está produciendo musicalmente en la región bajo la narrativa cultural de la “Latinoamericanidad”. Del son jarocho en México, a la champeta en Colombia, de la música de Palos en República Dominicana a la cumbia andina, de la marimba guatemalteca a la bomba puertorriqueña la fórmula es la misma, todo absolutamente todo ha sido objeto de una comodificacion cultural por parte de agentes culturales latinoamericanos blancos criollos, para el consumo cultural de latinoamericanos blancos criollos apoyados por industrias culturales que les otorgan la legitimidad de transitar culturalmente por donde sea, amparados en la carta de lo mestizo, la fusión y lo alternativo.

Lo conflictivo no solo está en que en tu condición de latinoamericano blanco te cuelgues un poncho andino, y te pongas a experimentar con las mismas cumbias de las que hace 5 años te burlabas bajo criterios innatamente clasistas y racistas. Mismas cumbias que ridiculizabas porque eran una rúbrica incuestionable de la cursilería del arrabal, de la economía emocional de tu trabajadora doméstica y sus primas, y de los asentamientos rurales más empobrecidos de tu ciudad. Lo conflictivo también está en que por tu privilegio racial, termines no solo por apropiarte de esa práctica cultural, sino que tu privilegio racial te otorgue la capacidad de resignificar, estetizar, sofisticar y ampliar la incidencia de esa práctica cultural. Y no conforme con eso, estés consciente que es por tu condición de blanco que esas prácticas culturales empiezan a ser asimiladas y aceptadas en el mainstream y en la industria cultural. Atrás de ti había una fila inmensa de músicas y músicos talentosos, pero la industria y el significante colonial los silencio, invisibilizo o relego al anonimato, porque tu blanquitud hace cómoda, fresca, y cool esa práctica cultural, digamos que le quita el polvo y el apeste.

 

Alrededor de Chocolate Remix hay un conjunto de narrativas que son transversales a los procesos de racismo y apropiación cultural que se empaquetan en una representación muy perversa:

“Su blanquitud-lesbico-feminista despatriarcaliza, intelectualiza, higieniza, sofistica, politiza, deconstruye la misoginia, la violencia de género, la enajenación, la ignorancia, el goce y el placer vulgar que el cuerpo racializado de Ivy Queen esencializa, naturaliza, refrenda, legitima, perpetua y reproduce”.

Hace poco escuche por ahí, que a esta nueva generación que hace turismo de clase en el reggaetón, Dj Playero, y Chiclin les deberían de cobrar peaje.

En esta marquesina no hay perreo consciente. No más chocolate Remix.

 

 

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